Escribe Beto Arce
Superó 1-0 a Colón con un golazo del “10” y sigue en lo más alto del campeonato. Un hombre menos desde los 33’ del PT y celebró una sufrida victoria en su cancha
Rivadavia se quedó con el clásico de Arroyo Cabral tras vencer a Colón, en un partido que careció de brillo, pero que le permitió al “Verde” seguir en lo más alto de la tabla de posiciones del Torneo Apertura.
Con un golazo de Facundo Castro, los dirigidos por José Villegas se recuperaron de la derrota frente a Atlético Ticino (el inmediato perseguidor) y vuelve a respirar la tranquilidad de un triunfo que significa seguir en la punta.
En un partido confuso, con mal trato del balón y escasez de ideas, el clásico no tuvo siquiera condimentos de un partido “caliente”, quizás porque las dos ideas de juego quedaron desnudas ante el pitazo inicial del juez.
Por un lado Rivadavia se aferró a tratar de ser prolijo cada vez que tuvo la posesión, con mediocampistas dotados para la entrega y el traslado (Casale, Javier Demarchi, Ardissino y Castro). Por el otro, Colón sin ideas claras intentó llenar el área rival con centros sin destino y poca profundidad.
El clima en la previa era bárbaro, ya que la casa del “Verde” recibió un buen marco de público, y las tribunas “coloreaban” una fiesta que minutos después el fútbol olvidó.
Con el correr de los minutos Rivadavia justificó la victoria en función de no querer desprenderse de la pelota, esa fue su mejor virtud en el partido. Golpeó en el momento justo, cuando la historia recién comenzaba a armarse. A los 3’ Castro avisó con un tibio zurdazo que controló Peretti, pero a los 5’ tuvo su premio con una enorme jugada: desde apenas delante de la mitad de la cancha observó que el arquero estaba un tanto adelantado y sacó un derechazo que se clavó en el ángulo superior derecho, pese a que en el intento quiso buscar la presencia de Javier Demarchi que picaba por detrás de todos. Rivadavia golpeó con un golazo y se aferró a conservar la victoria, más allá que dispuso de situaciones para ampliar la ventaja.
Colón jugó gran parte del partido lejos del arco “Verde” y nunca pudo profundizar. Fernández debió bajar demasiado, y esa fue una clara señal de que la pelota no estaba en su poder. A través de situaciones como éstas, perdió terreno y tiempo para pensar en lastimar al rival. Al equipo de Abate Daga todo se le hizo difícil y las complicaciones se irían sumando, en función de encontrarle la vuelta a esta historia.
Peretti fue la figura del partido porque impidió que Rivadavia convirtiera más goles. Le quitó el gol a Castro a los 6’ y a Ardissino a los 7’. Casualmente Ardissino dejaría la cancha por una infracción sobre Rippa que le costaría la segunda amarilla y expulsión. El “Verde” se complicó sólo un partido que pintaba para una diferencia holgada.
Así la cuestión se equilibró obligadamente, porque la diferencia numérica le quitó piernas al dueño de casa, y porque el ritmo de ataque constante fue insostenible.
Colón tuvo sus respuestas a través de un remate muy desviado de Fernández, un zurdazo de Reynoso que se fue por arriba, y otra jugada de “Suruno” en la que remató “mordido”.
Antes de que finalizara el primer tiempo Bertholet le fue con todo a Aguirre y el árbitro omitió una acción de clara expulsión. En el segundo tiempo salió el sol para creer en que el fútbol podía aparecer, pero nada de eso sucedió.
Una de las más claras que tuvo Colón quedó en el intento de Santiago Rodríguez que en buena posición de remate desvió su envío por el palo derecho del arquero local. Un tiro libre de “Pepe” Navarro llevaba destino de gol, pero sobre la línea Javier Demarchi despejó el peligro. El ingresado Echegaray pudo darle el segundo grito a Rivadavia, tras una jugada elaborada entre Casale y Bertholet.
A los 42’ otra vez Echegaray dispuso de una oportunidad inmejorable, pero su remate cruzado encontró la figura de Joaquín Peretti.
En la última del partido, Colón tiró todo su arsenal al área, y estuvo cerca, pero los incesantes despejes de la defensa permitieron un final feliz.
Ganó Rivadavia, porque dentro de un partido mal jugado supo marcar una leve superioridad y no hacer notar el hombre de menos que tuvo durante gran parte del juego. Con un golazo (Castro confesó que tiró centro) se llevó el clásico para seguir en lo más alto y recuperarse de la última caída.
La figura
JOAQUIN PERETTI
Estuvo preciso en cada una de sus intervenciones y evitó que la diferencia fuese aún mayor. En el gol pareció adelantado, aunque el mérito es todo del “10”. Empujó desde el fondo y no pudo contagiar el ánimo enérgico a sus compañeros. Castro, con la única conquista, bastó para ser el mejor del “Verde”.
El árbitro
PABLO DIAZ
Intercambió buenas y malas. No se equivocó en la expulsión de Ardissino (doble amarilla), pero le perdonó la vida a Bertholet. Compensó demasiado y opacó su actuación en función por ser permisivo y justo de manera poco equilibrada. Si bien no incidió en el resultado final, no tuvo un buen partido.