Escribe: Stella Amézaga
Centro Integral Audiologico y de Rehabilitación
En la mayoría de los casos, los problemas de audición, hipoacusias leves, son descubiertos en la etapa escolar, apareciendo a menudo bajo las formas de distracción, falta de interés en clase o mala conducta, cuando en realidad lo que sucede es que el niño no oye bien.
Para facilitar la detección temprana es importante que los padres y el entorno familiar conozcan cuáles son las conductas que deben observar sus hijos en cada etapa evolutiva. Al no cumplirse algunas de éstas, estarían frente a una señal de alerta y ante la necesidad de una consulta profesional.
De 0 a 6 semanas: al producirse un ruido fuerte, intenso, el niño pestañea, mueve los ojos o los abre lentamente. Cambia todo su comportamiento. Al mes, se tranquiliza cuando su madre lo consuela.
De 6 semanas a 4 meses: ante un ruido repentino o intenso se sobresalta o despierta, se agita durante el sueño, mueve su cabeza rudimentariamente. Entre el segundo y tercer mes, inicia el balbuceo y mueve los ojos ante ruidos familiares.
De 4 a 7 meses: gira la cabeza buscando el sonido, lo imita. Deja de llorar cuando papá o mamá le hablan directamente. Ríe al jugar, disfrutando de juguetes musicales. Al quinto mes suele interrumpir el llanto al escuchar música. Disfruta con manifestaciones sonoras al momento de comer.
De 7 a 9 meses: gira la cabeza directamente hacia la fuente sonora. Responde a su nombre y a otros sonidos con un “sí”, “no”, “adiós”. A los 8 meses observa la conversación entre adultos. A los 9 meses reconoce si una voz es desconocida, suena amistosa o enfadada. Intenta nombrar cosas. Escucha atentamente el tictac de un reloj pulsera acercado a su oído.
De 9 a 12 meses: gira la cabeza en todas las direcciones. Usa su voz para llamar la atención. Une grupos de sílabas. A los 10 meses comprende una prohibición; localiza conscientemente una melodía suave emitida a un metro de distancia.
De 12 a 18 meses: es capaz de localizar directamente los sonidos. Responde a órdenes simples.
De 18 a 24 meses: localiza el sonido en todas las direcciones. Amplía su vocabulario y arma frases.
Estos son algunos de los indicadores que nos ayudan a detectar si nuestros niños se desarrollan normalmente. Las señales más evidentes de incapacidad auditiva tienen que ver con el retraso en el desarrollo del habla.