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San Martín, el Padre de la Patria

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San Martín, el Padre de la Patria
Autoridades del Ejecutivo y el Legislativo local rindieron homenaje el día 17 ante el Monumento al Libertador. El acto central fue en la Escuela San Martín, donde coincidieron autoridades educativas y de distintas instituciones

En el cierre de la Semana del Libertador, un escrito para hacer memoria

Escribe Prof. Nancy Aráoz
Especial para EL DIARIO

Abordar la vida y la obra de San Martín, requiere hacer un paréntesis que nos permita comprender al hombre en su contexto. ¿Qué sabemos de San Martín? ¿Qué hechos forman parte del imaginario colectivo? ¿Qué aprendimos en los manuales y en las clases de Historia? Quizás muchos recuerden que nació en Yapeyú, que creó el Regimiento de Granaderos a Caballo y que participó en numerosas batallas, siendo la más presente en la memoria, la de San Lorenzo, en la que el sargento Cabral ofrenda heroicamente su vida expresando la famosa frase: “Muero contento; hemos vencido al enemigo”.

También, se recuerda, seguramente, la más emblemática de sus “aventuras revolucionarias”: el cruce de los Andes para liberar a Chile del yugo español.

Probablemente recordemos el abrazo histórico con Belgrano en Yatasto, el encuentro con Simón Bolívar en Guayaquil… Pero, ¿profundizamos realmente en la verdadera obra del prócer?, ¿entendemos realmente su coraje, sus acciones e inacciones?, ¿podemos hacer un ejercicio de memoria para abordar críticamente los hechos? Las tensiones, los conflictos de intereses, el poder, han estado ausentes en el relato de la historia oficial que, justamente opera ocultando o invisibilizando estos aspectos.

Por eso, desde algunos años, un grupo de historiadores se han lanzado a la tarea de desentrañar y deconstruir este relato oficial a partir del análisis de fuentes documentales y testimonios que nos permitan una mirada más abarcadora y crítica de los hechos históricos. Estos historiadores fundaron el Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano “Manuel Dorrego”.

Pacho O’Donnel y Felipe Pigna son algunos de los que ponen en discusión, a partir de la generación de nuevas líneas de investigación historiográfica, algunos hechos del pasado.

A partir de esta nueva corriente que es el revisionismo histórico hoy podemos saber que San Martín, luego de los triunfos obtenidos por su ejército, luchó contra las posiciones más reaccionarias del conservadurismo de Rivadavia que le negó sistemáticamente el apoyo económico y político en cada batalla que emprendía.

Hoy sabemos que el cruce de los Andes fue la epopeya más grande que la historia en el mundo recuerde, que con 5.000 hombres -entre los que se encontraban negros y mulatos, gauchos y civiles cuyanos comprometidos con la causa y que, adiestrados por el General- marchó con un cargamento bélico pesado, con escasa comida, enfrentándose a las inclemencias del tiempo, a un relieve escarpado y una altura difícil de soportar, desprovisto de elemento esenciales para una empresa de tal envergadura y que pudo coronarse gracias al coraje y el patriotismo que el General insufló en su gente.

 

Político de raza

Sabemos que además de un gran estratega militar, San Martín fue un político de raza. Su visión de la política virtuosa ha sido el arma que mejor empuñó. Lejos de ambiciones personales, nunca, en ninguna de sus cartas habla en primera persona, siempre comunica sus pretensiones en forma plural. Lo colectivo es ante todo su faro y en ello invirtió su energía. Quizás, por eso muchos lo ningunearon y prefirieron sacarse del medio a quien, por su capacidad y vehemencia podía hacerles sombra.

¿Quién mejor preparado para ocupar los altos cargos de gobierno? ¿Quién, si no él con la preparación y la vocación natural de liderazgo? ¿Semejante cuadro político podía ser superado por alguien? En su libro La voz del gran jefe, Pigna deja en claro cómo su presencia resultaba incómoda a los intereses mezquinos de algunos que no comulgaban con el proyecto sanmartiniano de la Patria grande. Alvear, por ejemplo, ve en el General una amenaza a sus planes entreguistas.

 

La Patria y lo foráneo

San Martín fue empujado al exilio. No pudo enfrentarse a los intereses de la burguesía porteña y sus negocios con Gran Bretaña. Lo calumniaron, lo difamaron, lo obligaron a retirarse. El que pudo vencer a los realistas en tantas batallas no pudo con los de adentro; aquellos que siempre están agazapados defendiendo sus intereses personales, aquellos que no tienen cobijo en la Patria sino solo en lo foráneo.

Arturo Jauretche decía: la falsificación (de la historia) ha perseguido precisamente esta finalidad: impedir, a través de la desfiguración del pasado, que los argentinos poseamos la técnica, la aptitud para concebir y realizar una política nacional. Mucha gente no entiende la necesidad del revisionismo porque no comprende que la falsificación de la historia es una política de la historia, destinada a privarnos de experiencia que es la sabiduría madre.

Crecimos con la imagen del San Martín de bronce sin poder acercarnos al San Martín humano, el gran lector de filosofía, amante de la pintura, apasionado por la música clásica, gran guitarrista. Nada se consigue sin pasión. Quizás la trascendencia del hombre tenga que ver con esto; de ahí su ejemplariedad.

Un ser humano con virtudes y defectos. Seguramente su accionar estuvo repleto de aciertos y desaciertos, pero fue un hombre que practicó la empatía, honesto y firme en sus convicciones. Un hombre que, más allá de los honores recibidos, se excluyó de toda gloria. Lo conocemos como el padre de la Patria. En realidad, su anhelo de independencia y libertad fue mucho más allá de lograr romper las cadenas que nos unían a España; pretendía construir una Patria inclusiva, en la que los sectores históricamente postergados pudieran vivir dignamente.

Eduardo Galeano en su libro Las venas abiertas de América Latina se pregunta: ¿es América Latina una región del mundo condenada a la humillación y a la pobreza? ¿Condenada por quién? ¿Culpa de Dios, culpa de la naturaleza? ¿No será la desgracia un producto de la historia, hecha por los hombres y que por los hombres puede, por lo tanto, ser deshecha?  La historia está hecha por hombres, algunos con ideales de libertad e igualdad y otros con intereses mezquinos que prefirieron dividir y destruir antes que sumar y construir. San Martín siempre supo de qué lado debía estar.