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El reclamo de una comunidad educativa a las puertas de un colegio, por la aparición de Santiago Maldonado

Escribe Prof. Elvio Omar Toscano* Especial para EL DIARIO

“Sus huesos descansan en ninguna parte, su fantasma ocupa su lugar en la lucha. Camina entre nosotros, para siempre, junto a más de treinta mil memorias. Tiene los pelos despeinados por los vientos eternos del sur, y la sonrisa de quien sabe que al final llegará la ‘victoria siempre’”.

 

El reclamo de una comunidad educativa a las puertas de un colegio, por la aparición de Santiago Maldonado

Me cuesta escribir esta nota; me duele el alma, los sentimientos, el cuerpo, lo peor y lo más crítico de lo que siento, es que temo dejar de creer en la democracia, y me pregunto qué hicimos durante estos 34 años, qué construimos, con qué valores trabajamos, qué buscábamos. ¿Buscábamos consolidar una sociedad plural, democrática y con plena vigencia de los derechos humanos o solo nos interesó el maquillaje?

No se trata de desestabilizar el sistema, la República, lo que pretendemos es la armonía de los tres poderes como columna vertebral de nuestra democracia, que debe permitir el funcionamiento holístico de los mismos para que logremos equilibrio y estabilidad como Estado-Nación.

Nuestra América, nuestro país, ha padecido los horrores del Plan Cóndor, los espantos de las dictaduras, y en este ejercicio de construir una democracia que asumimos en 1983, no debe permitir que desaparezcan personas y que no haya respuestas coherentes, solo dilaciones y explicaciones de una mezcla de verdad-mentira, que indigna, que produce incertidumbre, inseguridad y un manejo cínico de la realidad,   intentando explicar lo que no tiene explicación, ni humana, ni de derecho, ni de sentido común, solo la intención de crear fantasmas y figuras inexistentes que pretenden darle sentido al terror y establecer el miedo colectivo.

La Convención Internacional para la protección de las personas contra las desapariciones forzadas, declaró el “30 de agosto, Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas”. Suponíamos que no íbamos a tener que volver a hablar sobre el tema. “Nunca Más” era la consigna. Sin embargo, los acontecimientos nos colocan en la necesidad de encontrar el por qué o los porqué de esta dolorosa situación, que penetra profundamente y hiere nuestros sentimientos humanos y solidarios.

Con esta nota convoco a reflexionar; no está en mi espíritu confrontar con nadie, no persigue este escrito un fin político, menos aún una definición ideológica; solo intenta que nos detengamos un instante a reflexionar sobre lo ocurrido: “Ha desaparecido una persona”, Santiago Andrés Maldonado, que también como nosotros, tiene familia, madre, abuela, hermanos, amigos, esperanzas.

¿Qué explicación les damos a nuestros niños, a nuestros jóvenes, a nuestros alumnos, a nuestros hijos, a nuestros nietos, a las generaciones futuras, en una ciudad que ha sido declarada Ciudad de la Memoria?

Cada uno tiene su responsabilidad, nadie puede quedar en silencio, el silencio oculta, encubre, no es ético, no corresponde. Ni   los padres, ni los profesores, ni los estamentos políticos; menos aún los organismos que representan a la sociedad, al pueblo, de lo contrario corremos el riesgo de que se repita aquella frase nefasta del dictador Videla, cuando hablaba de los desaparecidos y afirmaba: “Frente al desaparecido en tanto éste como tal, es una incógnita. Mientras sea un desaparecido, no tiene entidad; no está ni muerto, ni vivo; está desaparecido”.

El silencio nos coloca en la encrucijada de aceptar las palabras del dictador, quedar como complacientes de figuras, de historias, que pretendemos no se repitan y menos aún con característica de “terrorismo de Estado”.

*Presidente de la Delegación Villa María  Asamblea Permanente por los Derechos Humanos