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«Sarmiento, ¿padre de qué aula?»

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«Sarmiento, ¿padre de qué aula?»

p2 f1Escribe Claudia Yatib
Agencia Para La Libertad

Hijo de una familia humilde, su formación sistemática fue escasa, debido a que en la época de su infancia, esta educación estaba reservada para los hijos de la oligarquía o en alguna escuela de la Patria que eran pocas.

Con lo cual se derriba el primer mito que nos contaban nuestras obedientes maestras en los actos escolares, el Sarmiento que nunca faltaba a la escuela, cuyo propósito sólo era estudiar.

Si bien fue un brillante autodidacta, el método escolar no existía y ni siquiera había maestros, sólo personas de buena voluntad que enseñaban o los tutores de los niños ricos preparados en Europa. La integridad del educador dejó mucho que desear en Sarmiento, basta revisar algunos de sus libros o múltiples cartas conservadas en el Archivo General de la Nación (AGN)

-“No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de esta chusma criolla incivil, bárbara y ruda, es lo único que tienen de seres humanos”. Carta de Sarmiento a Mitre en 1861

-“El mendigo es un insecto, como la hormiga. Recoge los desperdicios. De manera que es útil sin necesidad de que se le dé dinero. ¿Qué importa que el Estado deje morir al que no puede vivir por sus defectos? ¿Los huérfanos son los últimos seres de la sociedad, hijos de padres viciosos, no se les debe dar más que de comer”.

Del discurso en el Senado de la Provincia de Buenos Aires, 1859 – “¿Lograremos exterminar los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar.

Esa calaña no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso.

Su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado”. “El Progreso”, 27/09/1844, “El Nacional”, 19/05/1887

-“Tengo odio a la barbarie popular… La chusma y el pueblo gaucho nos es hostil… Mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso las masas la única fuente de poder y legitimidad? El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden… Usted tendrá la gloria de establecer en toda la República el poder de la clase culta aniquilando el levantamiento de las masas”. Carta de Sarmiento a Mitre del 24/09/1861.

Como estas hay muchas frases más, muy controvertidas del ejemplo de educador argentino…La pregunta es ¿no sería hora que estos temas sean objeto de debate en las comunidades educativas? ¿Que podamos buscar otros ejemplos de educadores, quienes realmente tuvieron a la lucha como vida y elemento? ¿Que dejemos atrás el legado de los afrancesados oligárquicos que construyeron el Estado y entre todos poder buscar héroes cotidianos entre los educadores?

Desde hace muchos años varios gremios opositores vienen proponiendo cambiar el Día del Maestro, a la fecha del asesinato de Carlos Fuentealba, obviamente esto queda sólo en propuestas.

Sin embargo, los seiscientos maestros y profesores desaparecidos durante la dictadura, entre los que se destacan Isauro Arancibia y Susana Pertierra, pueden perfectamente representar, el Día del Maestro…del que educa, del que lucha, del que enseña con el ejemplo.

En épocas de democracia, las compañeras Rita Astacio y Amelia Beato, conocidas entre los docentes como las chicas, fallecieron en un accidente automovilístico cuando volvían de apoyar el paro docente de San Luis, en ese momento ambas conducían la seccional de Suteba de General Sarmiento, habiendo ganado con su caminar escuela por escuela, a la lista oficialista.

Ejemplos de docentes luchadores, desaparecidos, asesinados o muertos en lucha, durante la dictadura y la democracia nos sobran, como también las de aquellos anónimos de los que pocos sabemos en este país de medios y comunicadores que en su mayoría responden al poder.

Considero que al “gran Sarmiento”, quedó demostrado que se le terminó la “honra sin par” y que es hora de que su fatiga, inútil por la niñez que según el himno fue su ilusión y su contento, sea su descanso y calma, porque poco sirvió para la calidad de educación que necesitamos hoy.

Bajos sueldos, luchas, paros, huelgas, retención de servicios son las herramientas necesarias a los que deben tener hoy en día los docentes, víctimas del capitalismo salvaje que digita y vigila desde arriba.

Seguramente muchos compañeros y colegas, se reunirán para celebrar su bien merecido día de descanso, en las difíciles aulas actuales argentinas.

Pero sería importante realizar una reflexión sobre quién fue “el más grande entre los grandes” como reza el himno escrito en su honor con la visión de la historiografía liberal.

Si bien los tiempos han cambiado y muchos temas educativos se han aggiornado, muchos para bien y otros no tanto, el educador, el maestro, profesor, debe trascender esas modificaciones sobre todo con su ejemplo, hecho en el cual Sarmiento fue bastante deficitario.

Por caso, comenzar por cambiar la fecha del Día del Maestro, sería algo que revolucionaría y daría a conocer al común de la gente que se encuentra fuera de la comunidad educativa, docentes íntegros para quienes la niñez y la adolescencia son horas de insomnio e intranquilidad por mejorar un proyecto educativo.