Hubo agentes municipales para atenuar las congestiones en el tráfico vehicular. Peatones y ciclistas pudieron transitar sin inconvenientes, aunque no recomendaban hacerlo
Para usar una frase tuitera, se podría decir que el corte en jornadas parciales del puente Alberdi fue “tendencia” en la opinión pública de ambas Villas.
La interrupción del tránsito vehicular tuvo que ver con el plan de obras que se ejecuta desde el municipio villamariense, que invirtió más de seis millones y medio de pesos en la puesta en valor del acceso sur y el entorno de la vía que une Villa María y Villa Nueva.
Lo cierto es que durante lunes y martes se pudo observar largas filas de automóviles -a paso de hombre en horas pico- en cruces alternativos, como el puente Perón o el Isidro Fernández Núñez.
A quienes pasan de una ciudad vecina a trabajar diariamente, se sumaron quienes buscaban encontrar la ruta 4. En ese caso, también se vio mayor tráfico sobre calle Marcos Juárez y en calles aledañas al puente Alberdi por las personas que eligieron tomar el Núñez y retomar por Carranza hasta la ruta provincial.
Ambos días hubo cinco agentes de tránsito de la Municipalidad de Villa María en los distintos puntos controlando la situación vehicular, que incluyó a varias personas sorprendidas por el corte, a pesar de la difusión que tuvo el suceso.
Si bien recomendaban que no circulen tampoco peatones y ciclistas, fueron éstos los más beneficiados al no verse afectados en el paso. Lo hacían por el espacio peatonal y con la arteria -como pocas veces se vio- libre de humo.
Varios comentarios se hicieron notar en las redes sociales manifestando el descontento por la situación, mientras que otros defendían las obras que se realizan.
Incluso un reconocido conductor radial que tiene su programa por la mañana tuvo que pedir disculpas por empezar tarde el magazine afectado por la demora en uno de los puentes.
Los trabajos estuvieron relacionados a la toma de juntas de pavimento, fresado de la carpeta asfáltica y bacheo, sumamente necesario por el estado en el que se encontraba el paso entre ambas ciudades.
Es una de las tantas cosas a las que la sociedad se acostumbra y las naturaliza, a tal punto que se convierten en un hábito utilizarlas, pero siempre pasando desapercibido. Eso sí, hasta el momento en que falta, como el puente Alberdi.