Escribe: Puqui Charras – ESPECIAL PARA EL DIARIO

El 1 de julio del año 2012 dejó de existir Raúl Suppo, un hombre que transcurrió más de 50 años en permanentes teatralizaciones, y que fuera alegría para nuestro espíritu el animar en su presencia el tema teatral nutrido con los conocimientos de este género literario.

Dejó al irse más de 20 obras escritas, que son el resultado de su significación en esta rama del arte.

También tuvo diferentes ciclos radiales que lo tuvieron como guionista y actor. Así, lo escuchamos por LV28 en Radio Villa María.

En 1968 estrenaba en LV2 de Córdoba obras que luego fueron retransmitidas en Santiago del Estero, Catamarca y Roque Sáenz Peña.

Durante 1971 participó activamente en las sesiones de teatro leído, organizadas por la SADE Villa María, destacándose en aquel fresco provinciano “Los Mirasoles”, de Julio Sánchez Gardel.

Por su pieza teatral “el Dios que yo perdí” recibió un premio en Madrid, España. Además, esta creación fue interpretada oportunamente por el excampeón de boxeo Gustavo Ballas.

Asimismo, por “Jaco y Manolo”, aquella comedia dramática cuyo contraste provocaba risa o sumía en la angustia de una lágrima, fue halagado por la relevante personalidad de Carlos Carella (director y actor teatral) al supervisar los ensayos de dicha obra en el Centro Escénico Catulo Castillo de Buenos Aires.

Como homenaje póstumo, el periodista y escritor villamariense, Miguel Andreis, dijo: “Su pasión por el teatro no supo de fronteras, ni hubo desafíos que lo echaran para atrás”.

Por su parte, Marta Montero de Mansutti, directora del Teatro La Panadería, que compartiera el homenaje que se realizó en el Concejo Deliberante villamariense, dijo: “Siempre le valoré sus ganas y su tenacidad para seguir hasta el último. Se fue un grande y por eso lo vamos a extrañar mucho”.

Raúl Suppo había nacido en nuestra ciudad el 20 de julio de 1939 y desde adolescente impuso sus aptitudes de intérprete de indudable singularidad.

Siempre fue apoyado por su mujer Angela, sus hijas y sus nietos, que lo acompañaron a este protagonista esencial de tantas instancias dramáticas y cómicas, que forman la trama de la vida.

Entregando sus mejores esfuerzos, hace ya seis años que Suppo se fue en un viaje sin regreso. Pero su nombre quedó en el recuerdo de los que éramos sus amigos y se mantendrá inolvidable en el alma de ese público que lo seguía en ese largo camino recorrido por los senderos teatrales.