Una docente debe recibir una donación de óvulos e iniciar un tratamiento que es la única opción que tiene para tener un bebé. Está dispuesta a vender su auto y pedir ayuda a la comunidad, pero todo se podría evitar si se cumpliera la ley de fertilización asistida
Mariela Manzur es una docente de Oncativo y tiene 46 años. En 2009 tuvo cáncer de cuello de útero y sus posibilidades de ser mamá se redujeron aún más, luego de haber perdido su primer embarazo unos años antes.
Pese a todo, intentó con dos tratamientos de fertilización asistida; uno el año pasado y otro este año. En ambas oportunidades quedó embarazada, pero no logró llegar al final de la gestación.
“Cuando quisimos hacer la fertilización, ya Apross no lo cubría por ser mayor de 40 años”, comentó la mujer a EL DIARIO.
Los dos intentos de ser madre fueron con sus propios óvulos, pero los médicos se dieron cuenta que -tras los dos ensayos fallidos- Mariela debía recibir una donación de óvulos para poder quedar embarazada.
Este proceso lleva el nombre de “ovodonación” y está comprendido entre las coberturas de la Ley de Fertilización Asistida que se promulgó en 2013 en Argentina.
Pese a esto, su obra social no cubre este método y en los institutos privados los presupuestos que pidió junto a Daniel, su pareja, no bajan de $98.000.
También recurrió a un abogado de su pueblo para presentar un recurso de amparo ante la Justicia, pero le quisieron cobrar $90.000 para comenzar a trabajar en el caso; casi lo mismo que cuesta la ovodonación.
Contra el tiempo
Una de las aristas que también preocupa a Mariela Manzur es la edad, ya que la ovodonación es posible hasta los 50 años. Es decir, le quedan cuatro años para poder cumplir el sueño de ser mamá.
Como se dijo, ella es docente y su pareja estuvo desocupado hasta el mes pasado. Por suerte consiguió un trabajo y cobrará su primer sueldo en diciembre.
De todos modos, la mujer está dispuesta a vender su auto y así conseguir una suma de dinero que la dejaría muy cerca del objetivo.
Esta opción ni siquiera tendría que ser barajada por esta pareja sabiendo que rige una ley que los ampara.
“La obra social no cubre nada, más que una parte de los medicamentos”, relató Mariela.
Están viajando al menos una vez por semana a Córdoba a establecimientos médicos privados para tener consultas que no bajan de $800 cada una.
Junto a sus familiares lanzaron una campaña en Oncativo y alrededores que consiste en poner urnas en distintos espacios públicos para recaudar fondos de las almas solidarias que se encuentren en esos lugares.
También abrirán una cuenta bancaria con el fin de recibir donaciones por ese medio. “Ya puse en venta mi auto para llegar más rápido”, admitió la mujer.
¿Y el Estado?
Ya pasaron 14 años desde que Mariela perdió su primer bebé y siguió en el camino de la lucha para conseguir ser madre.
“Le hemos golpeado la puerta hasta al ministro de Salud”, confesó. Pero las respuestas han sido insuficientes: “Nos mandaron a la Maternidad Provincial, pero ahí no hacen este tipo de tratamientos. Desde ahí mismo nos mandaban a los privados”.