Rosana se levanta todos los días a las 3 para amasar el pan que luego hornea y más tarde sale a vender.Por las tardes, donas. Y los fines de semana, alfajores. De esa manera sostiene a su familia y, aún así, le alcanza el tiempo para sus actividades sociales. Días atrás, un accidente fuera de lo común le “cortó el paso”
El viernes último, cerca del mediodía, Rosana Córdoba circulaba en su moto por la calle Aluminé, entre Paraguay y Aconcagua, de barrio Los Olmos de esta ciudad. La acompañaba su hija de 14 años.
Es esas circunstancias, dos caballos que se encontraban atados a una misma rama de un árbol se asustaron aparentemente por una piedra que les arrojaron unos niños, arrancaron la rama, se lanzaron a la carrera y en esa desbocada huida embistieron y arrastraron con los restos del árbol a Rosana, su hija y la moto.
“Fue frente al dispensario. La señora del dispensario me gritó y alcancé a ver uno de los caballos, pero venían dos, atados a la rama con la cual nos arrastraron… Avisaron al 107 y a los 25 minutos llegó una ambulancia con el chofer solamente. Sin médico ni enfermero… No quiero ser crítica, pero me pregunto qué hubiera pasado si mi hija hubiera necesitado otra asistencia; si le hubiera dado una convulsión o algo así… Menos mal que íbamos las dos con casco”, narró la mujer al periodista de EL DIARIO.
Indicó que su hija “iba muy dolorida en la columna, en la nuca y en una pierna” y que ella “estaba tan preocupada que no sentía los dolores”.
“Ya en el hospital, estuvimos esperando desde las 13 hasta las 15 al radiólogo, porque había uno solo y estaba en el quirófano, según nos dijeron. No sé, pero si falta gente en el Pasteur, que la designen, por el bien de todos los vecinos, porque además, antes que nosotros había niños que necesitaban placas por el tema de los bronquios”, añadió.
Ahora, cuando su hija ya está bastante mejor y en su casa, el periodista de nuestro matutino le insiste para que cuente lo que le pasó. Y se lo pide porque ella, Rosana, no solo sacó adelante a sus cuatro hijos (uno ya está en pareja y tiene su hogar, mientras los otros tres, de 12, 14 y 16, siguen “bajo sus alas”), sino que se hizo tiempo para cuanta causa noble se le cruce por delante: dio una mano en el baby, en la batucada, ahora en la comisión de padres del club donde juega el de 12, y en tantas otras cuestiones sociales…
“Quiero destacar que el dueño de los caballos se acercó, vino a vernos, nos dijo que se va a hacer cargo del arreglo de la moto. No sé cómo se llama este hombre, pero agradezco su ayuda, porque la moto es mi herramienta de trabajo”, comentó.
Con la moto, Rosana sale tempranito a repartir el pan que amasa cada jornada desde las 3, para luego hornear. Y las donas que prepara para la tarde y los alfajores que vende los fines de semana. Una “laburante” solidaria, Rosana, a la que se puede ayudar en este momento “jodido” que la vida le puso por delante.
¿Cómo ayudamos?
“No me gusta pedir ayuda. Siempre que salí a pedir fue para los demás, para las actividades que contienen a los chicos”, dice.
Y no es ella la que pide. Es un periodista al que se le puso en la cabeza que, por esta vez, hay que darle una mano a ella, que tiene los gastos extras de ir y venir del hospital (sin la moto) para seguir la evolución de su hija golpeada, las compras de farmacia para las curaciones… etcétera, etcétera.
No se trata de regalarle nada, porque no lo aceptaría. De lo que se trata es de agarrar el teléfono ahora, llamarla y encargarle pan, donas o alfajores. Se va a sentir bien, acompañada en un mal momento y con más ganas todavía de salir cada día a ganarse el orgullo.
Anoten: 154771627.
Y a vos, Rosana, ¡fuerza, leona!