Un caso confirmado de sarampión en la ciudad de Buenos Aires despertó las alarmas por la falta de concientización a nivel nacional. Desde el Hospital Pasteur, afirman que un niño vacunado protege también a todo el entorno

Hace unas semanas, la confirmación de un caso de sarampión en Buenos Aires en una beba de ocho meses sin antecedentes de viaje, despertó las alarmas por la falta de concientización y de campañas para concientizar sobre la importancia de aplicarse vacunas. En nuestro país no se registraba ningún caso autóctono de esta enfermedad viral desde el año 2000.

Ante este panorama, EL DIARIO entrevistó a Andrea Pajón, referente y coordinadora del Programa de Inmunización del Departamento General San Martín, que funciona desde el Hospital Regional Pasteur. La profesional destacó lo imprescindible que es para la sociedad la aplicación de las vacunas correspondientes en tiempo y forma y señaló que en líneas generales se ve una mayor toma de conciencia de la necesidad de aplicación de las mismas.

Pajón resaltó que el calendario de vacunas nacional es uno de los más amplios de América, con 21 vacunas, y que ante el caso de sarampión detectado, se inició una campaña de verificación de carnés de vacunación: “Dentro de las estrategias que se están realizando, una es la revisión de los carnés. Los chicos deben tener una dosis al año y otra a los seis de la vacuna Triple Viral que es la que cubre sarampión, rubéola y paperas”.

Pajón explicó que se busca localizar a los niños que no están vacunados en sus domicilios y hablar con los padres: “En el caso de que los padres no los quieran vacunar, va una asistente social al domicilio y hay otras instancias para seguir”.

“Pero la vacuna es el único medio para poder cubrir a la población y hacerla inmune a las enfermedades. Incluso un niño vacunado da protección a todo el entorno, a la gente que no está vacunada”, remarcó la coordinadora.

Hay tendencia a vacunarse

El año pasado, el proyecto de ley de la diputada nacional Paula Urroz, del bloque Unión PRO, para eliminar la obligatoriedad del calendario de vacunación causó críticas en diversos sectores, sobre todo en el ámbito científico. La iniciativa sugería que los adultos puedan desistir de la vacunación de los menores a su cargo.

“El proyecto que presentó la diputada el año pasado para que las vacunación no sea obligatoria se desestimó totalmente, no tiene ningún asidero, respaldo ni validez. Se sigue vacunando a todos los grupos en las edades que corresponden”, expresó Pajón al respecto.

Sobre las afirmaciones de algunos padres que no quieren vacunar a sus hijos porque dicen, por ejemplo, que causan autismo, Pajón reiteró que esas creencias no tienen validez científica: “No hay ninguna prueba, nada probado de las cosas que se dicen. Sí sabemos que hay grupos antivacunas,  pero no tiene ningún asidero ni respaldo todo lo que dicen”.

Pese a estas corrientes, la coordinadora de Inmunización aseguró que en las campañas de vacunación se ve mayor inclinación de la población a asistir: “Se ha generado una concientización y han entendido que la vacuna genera una inmunidad a contraer la enfermedad. Se ve, por ejemplo, en la aplicación de la vacuna contra la gripe”.

La coordinadora destacó que en Villa María se busca por padrón a los grupos de riesgo para vacunarlos, por ejemplo, a los diabéticos: “La gente lo recibe bien y en general aceptan ser vacunados. Desde gente grande a chicos”.

“Hay tendencia a vacunarse y se nota en la demanda de vacunas”, remarcó.

Al finalizar, reiteró que la única forma de prevenir enfermedades para las cuales hay vacunas, es a través de la aplicación de las mismas: “Si tenemos una vacuna que nos inmuniza de la enfermedad, tenemos que aprovecharla y estar cubiertos. Eso es para toda la población”, finalizó.

El sarampión es una  enfermedad viral aguda, potencialmente grave, transmisible y extremadamente contagiosa y el único reservorio es el ser humano.

Las complicaciones pueden ser por el mismo virus o por una sobreinfección bacteriana, e incluyen diarrea, otitis media, neumonía (es la causa más frecuente de muerte) y meningoencefalitis.

El modo de transmisión es fundamentalmente de persona a persona, por diseminación de gotitas a través del aire. La presencia de aerosoles permite la transmisión aérea en lugares cerrados (consultorios e internaciones) hasta dos horas después.

No hay un tratamiento específico, pero puede prevenirse con

la vacunación oportuna de la población susceptible.