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«Yo sólo espero disfrutarlo»

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«Yo sólo espero disfrutarlo»
“Yo desconocía que existían 'Las Delfinas'. Me enteré viendo la clasificación de Las Panteras a los Juegos Olímpicos. Y ahora soy parte del equipo”

La villamariense fue confirmada en el seleccionado argentino de vóley de sordos, para jugar el Panamericano, en el mes de junio. Es estudiante de Diseño Gráfico y juega en el equipo de la Universidad Nacional

“Yo desconocía que existían 'Las Delfinas'. Me enteré viendo la clasificación de Las Panteras a los Juegos Olímpicos. Y ahora soy parte del equipo”
“Yo desconocía que existían ‘Las Delfinas’. Me enteré viendo la clasificación de Las Panteras a los Juegos Olímpicos. Y ahora soy parte del equipo”

Escribe Gustavo Ferradans

ara muchos fue una sorpresa. Y para ella también. Se dio todo muy rápido, sólo en cuestión de pocos días el nombre de Antonella Mattea quedó tan familiarizado para muchos, como las palabras “Las Delfinas” o “seleccionado argentino de sordos”.

La villamariense de 23 años (los cumplió el 23 de abril pasado) fue observada hace menos de dos semanas en un entrenamiento y enseguida fue citada para integrar el seleccionado argentino de sordos, conocido como “Las Delfinas” que participará a fines de junio en el Campeonato Panamericano, en Estados Unidos.

Antes de jugar al vóley, hizo gimnasia artística (“en Sparta, junto a Marcos Brandan”) y natación (“en la Escuela Villamariense, junto a Claudia Monti y Fabricio Falistoco”) y su educación formal la realizó estando integrada, junto a un equipo de profesionales.

En la pileta ha tenido muchas satisfacciones y en aguas abiertas se ha destacado, compitiendo en distintas pruebas, entre ellas el tradicional “Cruce del Lago”, en Villa Rumipal. “La natación es mi hobbies de cada verano y las aguas abiertas es un desafío en el que tenés que superar el oleaje, el viento, el agua que podés tragar, etcétera”, cuenta ella.

Antonella es hipoacusia bilateral congénita. “Y esta equipada”, aclara su mamá que la acompañó para esta entrevista con EL DIARIO. Al momento de relacionarse con todos, ella no tiene secuelas de su problema que fue detectado tempranamente y por lo tanto, contó con estimulación temprana, y “ha tenido buenos profesionales, que ya no están trabajando con ella, como Graciela Elgueta y Analía Fowler, desde inicial hasta sexto año”, cuenta Claudia, su mamá.

“En el entorno familiar hemos tratado de que estuviera siempre en el mundo del oyente, de integrarla. Esto de jugar en la selección es una comunidad en la que uno no ha vivido y la desconoce, y para ella es una experiencia nueva. Fue todo muy rápido para todos nosotros y estamos felices como ella se ha superado”, destaca la madre y agrega “La hemos estimulado siempre, para integrarla y fuimos como sus sponsors en cada actividad deportiva que realizó”.

“Mucha gente no sabe que soy hipoacúsica porque eso no se nota. Mis compañeros de estudio se sorprenden”, cuenta Antonella.

A los cuatro años recibió su primer audífono y su vida ha sido de superación constante y hoy todo el apoyo que tuvo y su esfuerzo, redunda en este premio que recibe, como es representar al país en una competencia deportiva.

“Fue educada para poder escuchar. Fue una más, sabiendo sus limitaciones, pero formando parte de una vida normal para que no se sintiera una diferente”, cuenta su mamá.

El jardín de 3 años lo hizo en la Escuela Mariano Moreno, y posteriormente pasó al José Ingenieros, donde hizo también la primaria.

 

El vóley

Ya en la secundaria se sumó al Instituto Rivadavia. “Ahí comencé a jugar al vóley, integrando la escuadra del colegio, y jugué todos esos años en torneos intercolegiales”.

“Ahora hace seis años que juego en el equipo de la Universidad Nacional de Villa María. Empecé como central y hace dos años que soy punta-receptora. Me gusta defender, pero también atacar. Soy muy activa, no me gusta que la pelota caiga, no dejo que caiga nunca, y si se va a un costado la busco. Anotar puntos es como una descarga. Mi juego cambió a partir de ir al gimnasio, el salto, la fuerza de brazos, la reacción, gracias a mi entrenadora Natalia Joya”, cuenta Antonella.

 

La convocatoria

“Todo se dio muy rápido. Mi entrenadora de la UNVM, Claudia Villar me invitó a ir a un partido de la Selección Argentina de Sordos, en Oncativo, donde jugó unos amistosos. Ahí me presentaron a la manager y luego a la entrenadora y me invitaron a participar del entrenamiento. Y en el siguiente partido entré un rato, Fue todo muy raro, nos estábamos conociendo ahí”, cuenta Antonella.

“Me contaron cuáles eran los requisitos. La audiometría, una ley básica, debía dar 55% de pérdida de audición. Estaba en duda cuando me iba a dar, para estar adentro o afuera. Me mandaron todos los papeles que se debían llenar con mi estudio. En menos de dos días ya me habían incorporado a la selección, me pedían mi número de ropa, que número me gustaría usar; ya estaba integrada a un grupo de chicas muy unidas, todas con el mismo objetivo que es ganar el Panamericano”, cuenta la villamariense.

A los pocos días volvió a entrenar con la selección en Buenos Aires: “Ha sido todo muy rápido. No las conozco tanto a todas las chicas. El mayor contacto que tuve con ellas fue cuando entrenamos la semana pasada en Buenos Aires. Algunas de ellas tienen problemáticas diferentes, unas tienen implante coclear, otras son sordo mudas y hay algunas que escuchan más que otras”.

Para el torneo es reglamentario que “Todas juegan sin equipamiento, es el principal requisito, todas tienen que ser por igual, sordas. En otras selecciones rivales tienen jugadoras sordomudas, y debemos respetar eso”.

“No fue tan difícil jugar sin audífono. Cuando nadaba, adentro del agua, o por la humedad del natatorio, no usaba el audífono, entonces recibía instrucciones leyendo los labios. También hice un curso de lenguas de señas en la UNVM, junto a Juan Druetta y Liliana Pagola. Aunque perdí un poco la costumbre de hablar con señas y lo estoy recuperando ahora, mis compañeras de equipo me hablan en lengua de señas, yo les entiendo, pero me cuesta todavía hablar como ellas”, relata Antonella.

“Soy estudiante de Diseño gráfico, en la Escuela Superior de Bellas Artes, aunque antes hice tres años de Radiología y abandoné. Estoy cursando el último año y es todo un tema. Debo rendir las últimas materias y sumar la tesis; ahora se me junta con esta posibilidad”, cuenta Antonella que en un primer momento dudó, pero el empuje de su familia le hizo aceptar esta posibilidad de jugar en la selección.

“Yo desconocía que existían “Las Delfinas”. Me enteré viendo la clasificación de Las Panteras a los Juegos Olímpicos. Y ahora soy parte del equipo. Entre el 27 de junio al 7 de julio participaremos del Panamericano en Estados Unidos”, destacó.

El 7 y 8 de mayo habrá una nueva concentración, muy probablemente en Villa María y posteriormente, del 20 al 22 en Buenos Aires.

“No me imagino qué pasara. Espero que llegue el momento. Hay una gran posibilidad que sea titular, me entrenan para eso. Es una presión extra. Yo solo espero disfrutarlo”, concluyó la deportista local.