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“Soñamos con un país más sano y con oportunidades”

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“Soñamos con un país más sano y con oportunidades”

Nació en Villa María, el 20 de marzo de 1989. Es abogado. A los 14 años comenzó a militar en las filas del radicalismo en el marco de las elecciones de 2003. Fue congresal partidario del Departamento General San Martín y secretario de la Juventud Radical departamental. Tiene activa participación en el Comité de Circuito acompañando la tarea de las nuevas autoridades. Trabaja en el bloque de la UCR en la Legislatura provincial

Escribe Nancy Musa

Son jóvenes y tienen su propia visión de la política. Son los hijos de la democracia, han sido educados con los valores republicanos, la libertad de expresión y la defensa de los derechos humanos. Alfredo Nigro sintió desde niño la necesidad de participar en la arena política, tiene numerosos maestros, dirigentes que han escrito la historia del centenario partido cuyas banderas abraza con fuertes convicciones. Tiene perfil bajo y buenos amigos en el peronismo.

Le encanta la militancia partidaria. Considera que ser peronista y ser radical son dos buenas formas de ser argentinos, sin intención de desmerecer a los partidos chicos.

Guarda como un trofeo la foto que se sacó con Raúl Alfonsín y cree en un mundo más justo.

Es uno de los tantos pibes que lucha por sus sueños y participa para concretarlos.

-Fue una semana clave con las declaraciones de Gómez Centurión sobre la dictadura que no cayeron muy bien en el ámbito del radicalismo y fundamentalmente de la juventud.

-Me parece, si me permitís la expresión, que fue una burrada, pero evidentemente fue algo intencional. En democracia y con la libertad de expresión, una barrabasada de esas se pueda decir y es positivo. Creo que está más que probado que fue un plan sistemático, no hubo guerra como decía Massera o tantos otros, y acá es donde los radicales tenemos que reafirmar esta vocación por los derechos humanos y donde vuelve a agrandarse la figura de Raúl Alfonsín, quien tuvo lo que había que tener en su momento para juzgar a los militares y también se juzgó a la cúpula de las organizaciones guerrilleras.

Creo que hay que destacarlo porque Alfonsín no fue a cazar en el zoológico, Alfonsín enfrentó a los militares cuando todavía tenían poder.

Y hay que aclarar que la obediencia debida y el punto final no significaron el indulto, el que indulta fue Carlos Menem y muchos de los que hoy se erigen en paladines de los derechos humanos no dijeron mucho en ese momento, no presentaron habeas corpus y últimamente avalaban a Milani.

-De cualquier forma, este hilo conductor de pensamiento que tienen algunos funcionarios del Gobierno nacional no parece estar muy en sintonía con las banderas de la UCR.

-Cada uno tiene su corazón y desde mi corazón me hubiera gustado que haya un presidente radical.

Pero lo cierto es que no se pudo, y así como los compañeros dicen primero la Patria, después el movimiento, los correligionarios podemos decir primero la República, después el partido.

¿Qué quiero decir? Hubo una necesidad de generar una alternativa y tiene que ver con esta visión que en el mundo se va hacia la democracia de coaliciones.

Y creo que teníamos una necesidad de generar una alternativa superadora al modelo que hubo hasta 2015 y que obedeció a eso. Y no creo que los dichos de Gómez Centurión reflejen el pensamiento del Gobierno nacional, más allá de los comunicados que surgieron al calor del repudio por sus palabras.

-Siendo un hijo de la democracia, ¿qué análisis hace sobre las políticas económicas que se están aplicando?

-Sí, soy un hijo de la democracia, afortunadamente. Y con respecto a la pregunta, eso nos hace ruido, a nadie le gusta ver titulares con el aumento de las cosas y otros temas. Pero creo que no recibió un país muy ordenado, no recibió un oasis. Hay cosas que no nos gustan, claramente, no obstante, todavía tiene un crédito importante de la sociedad y el test va a ser este año.

Sí, te digo que creo en un Estado presente, pienso que debe estar la mano del Estado, creo en la política de distribución, no creo en esto del derrame ni en un modelo para la minoría.

-Cuando en su partido se tomó la decisión de hacer alianza con el PRO ¿qué sintió?

-No me gustó al principio, pero tampoco pensé que era la entrega del partido, como dicen algunos. El partido sigue vivo. Por supuesto, como te dije antes, me hubiera gustado tener un presidente radical, creo que el radicalismo perdió mucho tiempo de 2001 para acá y no pudo generar esa alternativa.

Nos pasó también en la Provincia y en el municipio. Lo cierto y es la verdad histórica que fuimos a una elección a competir con el PRO y las urnas hablaron y si nos sometemos a ese juego, hay que aceptar los resultados.

-¿Por qué cree que el radicalismo no pudo recuperarse en tantos años, siendo uno de los partidos pilares de la democracia del país?

-El partido no se pudo recuperar electoralmente por un cúmulo de factores externos e internos. Pienso que tal vez se perdió la idea de un proyecto colectivo, estoy convencido de que la política es construcción de un proyecto colectivo y por ahí primó el concepto del cargo.

Pienso que no se tomó el tiempo de plantearse un proyecto superador y si a eso le sumamos que hubo cooptaciones de afuera, aunque es cierto que si alguien compra es porque alguien se vende, y también hubo un gran aparato de propaganda para mostrar que el radicalismo era la alianza y el helicóptero y el radicalismo es mucho más que eso.

Perdimos el tiempo, soy autocrítico, de pronto tuvimos un Cobos que fue vice del kirchnerismo y volvió y era el que más medía.

Hace poco un amigo, Germán Bicego, decía que podían venir degollando, pero mierda que se iba a cambiar la camiseta (sonríe). Todas esas cosas que nos fueron pasando fueron factores que tal vez no se reflexionaron.

-Siendo joven y con años de militancia, ¿se siente contenido por la estructura o todavía cuesta que se los escuche y se les conceda el lugar que les corresponde?

-Sí, me siento contenido. Es cierto que el partido, no sé si en la actualidad, pero en los últimos años adoleció de estas cosas que dicen que la política es una picadora de carne.

Pero tiene que ver con la vocación de cada uno, con no perder los sueños.

Y si los jóvenes no damos la pelea en casa, adentro, desde afuera es mucho más complejo.

-Mafalda decía que si no cambiamos el mundo, después el mundo nos cambia a nosotros.

-Es una grande Mafalda, me encanta (sonríe). Me parece brillante.

-En esos tiempos de adolescente, cuando comenzó la militancia, ¿cuáles fueron los motivos que lo llevaron al convencimiento de que debía participar en la política?

-Te cuento algo y quiero remarcarlo porque lo merecen las buenas personas que te marcan. Vengo de una familia que sin ser política hablaba de política. Con nosotros vivía mi abuelo, que era de esos radicales de antes que lloraban. Yo iba a la Escuela José Ingenieros y ahí me enamoré de la política.

Y fue por iniciativa de Rubén Padilla, teníamos una educación democrática muy piola para la primaria, hacíamos elecciones y gané para ser delegado en tercero, en cuarto, en todos los grados de la primaria. Confeccionábamos las urnas, los padrones, recuerdo que mi voto lo había diseñado un gran amigo de mi papá que era un gran dibujante, Sergio Ponce, y hacíamos propuestas, una experiencia hermosa.

Recuerdo que en quinto grado teníamos que salir a la calle a consultar sobre política.

-Una encuesta en el marco de elecciones.

-Sí, hacer una encuesta sobre los candidatos. Y con un compañerito fuimos al comité, nos recibió la señora de Grissoni que había sido maestra del José Ingenieros y me sentí como en familia porque era lo que se hablaba en mi casa.

Pero también fuimos a la Unidad Básica (del peronismo), nos recibió Leo Ambrossino (de Arroyo Cabral) y nos atendieron muy bien.

Esa fue la primera vez que fui al comité radical, era un niño. Después pasan unos años y venía Alfonsín a Villa María. 

Fuimos con mi hermano y era para mí ver al más grande, conocer un pedazo de historia.

-No es muy habitual que los chicos se interesen por conocer personajes políticos.

-No, en esa época no era muy común, la política estaba muy bastardeada, había pasado el ‘Que se vayan todos’ y no había una participación masiva de los chicos.

Así empecé y nunca más me fui. Después vino la elección de 2003, conocí a Lore Duarte, que era la presidenta de la Juventud, y comencé a participar.

-¿Y qué recuerdos tiene de ese encuentro con Alfonsín?

-Me acuerdo como si fuera hoy, no me salían las palabras y le llevé las boletas de 1983 que me había regalado una tía abuela y en casa estaba la revista Gente con una edición especial, la tengo autografiada por Alfonsín. Después no pude verlo de nuevo y lo fuimos a despedir cuando murió.

-Fue un golpe muy fuerte la muerte de Alfonsín para ustedes.

-Sí, para todos los radicales. La satisfacción es que mucha gente lo terminó de comprender en ese momento. Dicen que los grandes no son reconocidos en vida, mucha gente lo denostaba y después comprendieron no sé si por la sensibilidad que generan los muertos.

No soy de los que creen que todos los muertos son buenos, pero pienso que Alfonsín fue el símbolo de la recuperación de la democracia, de la pasión por la política, como en lo personal creo que es Eduardo Angeloz.

-¿Y qué personalidad tenía desde niño, era tímido o todo lo contrario?

-Todo lo contrario (sonríe). Siempre me hacían hablar en los actos, era caradura, me metía en todo, en las reuniones de consorcio en el edificio América donde viví desde que nací (se ríe). Pero vuelvo a repetir, la Escuela José Ingenieros me marcó.

Siempre que paso por esa escuela me acuerdo de la canción que dice “uno siempre vuelve a los viejos sitios en que amó la vida”.

Desde chiquito me gustaba la política, la historia, tuve una infancia feliz.

-Y le gustaba leer.

-No me considero un intelectual, pero sí leía, había libros en casa y leía. Y me pasó algo muy lindo, ahora que me hablás de la lectura. Mi abuelo era un gran amigo de Horacio Cabezas, que es un gran historiador. Digo esto porque todos lo conocen como político, pero es un gran historiador, tanto él como Daniel Baysre, de quienes aprendí mucho.

Mi abuelo me empezó a regalar sus libros, y así empecé a interiorizarme mucho del radicalismo.

-¿Y en algún momento le interesó conocer sobre el peronismo para hacer una elección?

-Sin duda, me atraía mucho ver los documentales.

-¿Alguna vez sintió ese odio al peronismo que por momentos se refleja en una parte de la sociedad?

-No, nunca. Lo entiendo en muchos al sentimiento. Me acuerdo de que mi abuelo me contaba que a mi tía en el colegio la obligaban a ponerse luto cuando murió Evita y mi abuelo les dijo que su hija haría luto cuando se muriera él.

Pero mirá lo que son las cosas que la maestra era la señora de Pizzorno, una bellísima persona al igual que el doctor (Carlos).

Pero, bueno, esas cosas que comentan que los obligaban a gritar ‘viva Perón’ o cosas así.

En mi caso no creo en ser antiperonista ni en ser gorila porque eso es ser antipueblo.

No creo en los antis.

-¿Qué soñaba ser cuándo era un niño?

-Quería ser abogado, porque lo veía como lo que más se asemejaba a la vocación de servicio social y a la política. Y con respecto a las aspiraciones, es como dice el Pocho (Angeloz), el que hace política y dice que no tiene aspiraciones que se vaya al monasterio, se haga cura y algún Papa lo hará obispo (se ríe).

Uno es un soñador por naturaleza.

-¿De la mano de quién empezó en esta vocación política?

-Con el grupo de Gustavo Lazzuri, una gran amiga Lucía Ballatore, Patricia Marsilli y muchos más con el grupo Almagro, con ellos empecé. 

-¿Y cuáles eran sus motivaciones, además de pegar carteles, que es la tarea fundamental que les dan a los jóvenes?

-(Se ríe). Hay que tener en cuenta la época que nos tocó. No es lo mismo los jóvenes que les han tocado ganar elecciones y saborear las mieles del poder. Nosotros curtimos a través de derrotas consecutivas (se ríe), de las glorias sabíamos a través del pasado.

Lo que motivaba era participar del debate, pero no del debate de las mesas de café, del jarabe de pico, a través del debate de hablar sobre las soluciones que se podían dar.

Y volviendo a los inicios de la juventud, siempre se arranca con acciones solidarias, trabajar en las copas de leche, apoyo escolar, armamos con Sonia Oddino una escuela de formación política.

-¿Cuándo empezó a trabajar en el bloque?

-Con Lucy Ballatore éramos amigos de Caty Mattar de Río Tercero y había un amigo que dejó de trabajar. Yo iba a ver los sesiones y con el tiempo me contrataron, fue una experiencia muy linda, luego hubo concurso, rendí, quedé y ahora estoy afectado al bloque (nombra varios legisladores).

-¿Cuál es su visión sobre el trabajo legislativo en la provincia?

-Una de las falencias creo que es el sistema unicameral. Pienso que la Provincia no se replanteó si este sistema ha sido como lo pregonaron en su momento. Creo que la calidad institucional de este sistema es un poco endeble.

Por ahí hay decisiones que se aprueban por simple mayoría o departamentos que se quedan sin representación si pierden por un voto, son cuestiones que habría que revisar. 

Mi trabajo no deja de ser un orgullo, pero en concreto veo eso, hay gente que trabaja muy bien y falta debate por cómo está planteado el sistema de mayorías.

Por ahí las iniciativas de la oposición se cajonean por regla, parece ser un estilo.

-¿Cuáles son los principales problemas que ve en la provincia?

-Creo que el tema del narcotráfico, no soy un experto, pero hay voces especializadas. Y sorprende que el gobernador no se haya referido en los últimos días. El tema de la vivienda, la corrupción siempre están latentes.

Creo que la corrupción perfora el sistema, no estoy diciendo que el gobernador sea corrupto, pero creo que estamos frente a la continuidad de un Gobierno que viene desde hace 17 años ya y hubo un fuerte énfasis en el marketing y las medidas fueron más para la propaganda que para soluciones de fondo.

Creo que hubo un esquema tributario con una fuerte presión y un gran endeudamiento. Creo que eso caracterizó a Unión por Córdoba, pero ganaron las elecciones.

Y me hubiera gustado ver a los legisladores del departamento jugarse más por la región y no por cuestiones internas.

-¿Y en el ámbito de la ciudad cuáles son los principales problemas que usted visualiza?

-Villa María es hermosa y soy un enamorado de mi ciudad. Aquí nací y aquí me quiero morir.

Veo que el centro y la costanera es bastante distinta a la ciudad que está más lejos del centro y la costanera.

Vuelvo a hablar del tema de las adicciones, un tema que me parece no debemos ideologizar, aunque sé que se formó el Consejo de las Adicciones, pero es un tema para trabajar.

Y el tema de la vivienda y el de la transparencia. Creo que se debe enfatizar el tema de la transparencia.

-Hay quienes dicen que a los jóvenes de ahora no les importa nada, ¿qué sentimientos le genera escuchar esa frase?

-Eso no es cierto. Podemos decir lo mismo de los adultos. Hay jóvenes destacados en todos los ámbitos, no se puede generalizar y poner rótulos, me parece desafortunado.

-¿Y qué país sueña la juventud de hoy?

-No puedo hablar de la juventud en general, no me considero un referente para hablar en nombre de todos. Puedo decir que soñamos con un país más sano, con una sociedad que no esté enferma de corrupción, de desigualdad, de falta de solidaridad, y fundamentalmente con oportunidades.

El tema de acceso a la vivienda, que es un derecho constitucional, no soñamos con la seguridad solamente. 

-En estos días se habló mucho de bajar la edad de imputabilidad.

-No es la solución. No hay que tomar posturas extremas, la solución de fondo va por detrás y requiere un debate muy serio. Son políticas de Estado que deben abordarse en una construcción colectiva que requiere de madurez, de grandeza y no de pensar en término de quién mide más.

-¿En qué falló la clase dirigente argentina que en 34 años de democracia el nivel de pobreza sigue siendo un factor preponderante en un país tan rico?

-(Pausa) ¡Qué buena pregunta! Eso nos preguntamos todos. Creo que han sido las recetas que se han aplicado, la corrupción. Creo que el tema de fondo es la corrupción y algunos dirán que es naif criticar el tema de la corrupción. Recuerdo otro viejo grande que es Jarolavsky que planteaba esa falsa premisa que si se era honesto no era eficiente.

Y él planteaba lo contrario, que siendo honesto había más eficiencia porque había más recursos. Y en esto están las prioridades. La corrupción y otras recetas hicieron perder el eje de la política en donde la prioridad era el hombre.

Y me pregunto en qué se falló con todos estos planes sociales si hay que seguir poniendo parches. ¿Qué fue lo que faltó si tenemos familias que no tengan lo elemental para comprar el alimento para sus hijos?

-¿Tiene esperanzas de que esas políticas de fondo que considera fundamentales se apliquen?

-Siempre hay esperanza, si no, estamos perdidos. Me gusta más hablar de esperanza que de optimismo.

Pienso que en esa dirección tenemos que trabajar.

-Apenas comenzamos la charla me dijo que le indigna el destrato que se les da a los adultos mayores.

-Sí, y fíjate lo que son las jubilaciones. Ganan lo mínimo y no estamos hablando que no pueden viajar al Caribe, en muchos casos es un lujo comprar queso. Lo ves en el PAMI y pensás que falló el orden de prioridades.

Es uno de los sectores más postergados y el más desatendido.

-¿Qué dirigentes del radicalismo ven con posibilidades en los distintos niveles?

-A nivel nacional pienso que hay gobernadores que prometen y figuras que se han incorporado como el caso de Facundo Manes, que posiblemente venga al encuentro de Villa Giardino.

A nivel provincial creo que Mestre puede ser el próximo candidato a gobernador, Negri en el Congreso está haciendo un papel muy bueno.

Y a nivel local hay muchos (mencionó a varias figuras de la UCR local, entre ellos a las autoridades del comité, los concejales y otros).

-¿Qué opinión tiene de la frase “a los viejos hay que tirarlos por la ventana”?

-No, otra cosa en que los jóvenes no debemos caer es en la soberbia de creer que todo pasa por la juventud, pero los viejos tienen que entender el lugar que les toca (sonríe).

En el radicalismo tenemos experiencia y juventud, parece un tema de Arjona (se ríe). Pero creo que en el radicalismo hay mucha experiencia y jóvenes con mucha energía.

Es un acto de soberbia decir que los viejos se tienen que ir, me parece que los jóvenes tenemos que sintetizar la experiencia de nuestros mayores y aprender de los errores y los aciertos.

Me acuerdo de que le decía a Miguel Veglia “tenés que escribir un libro porque nos podés aportar mucho”, lamentablemente se fue muy pronto, igual que Carlos Zanotti, que para mí fue un maestro.

Mirá, debemos aprender de los aciertos y de los errores y fundamentalmente no tenemos que heredar rencores ni viejas antinomias, tenemos que aprender de esas instancias y construir desde ahí.

-Y la grieta… ¿qué visión tiene de la famosa grieta?

-Creo que fue un estilo, el oficialismo estaba muy imbuido en esas ideas de Laclau de que el otro era un enemigo, me parece que fue un retroceso.

Por ahí hay resabios de gente que va a costar acercar, en lo personal no me ha pasado de perder amistades, pero sí hay cosas que no se pueden tocar. Es una lástima, no estoy en ese estilo.

-¿Considera que la UCR tiene que tener mayor presencia en la coalición?

-Creo que sería saludable la mayor presencia, el radicalismo puede hacer un aporte más importante. La tiene hoy, pero me gustaría ver más.

­-¿Cree que es importante que se fortalezcan los dos partidos mayoritarios?

-Sin duda, creo que es vital. Soy un convencido y defensor de los partidos políticos. Por eso considero que es necesario trabajar para fortalecer a mi partido, quiero trabajar para eso porque no hay democracia sin partidos políticos.

Deben fortalecerse porque no creo en la democracia de candidatos, y estoy convencido de que los partidos deben ser escuelas de formación de sus dirigentes y estamos trabajando en eso.

-¿Tiene opinión sobre el proyecto de reforma de la carta orgánica?

-Me estoy especializando en lo municipal, es un tema que me apasiona. Se puede o no reformar, pero hay que hacer dos consideraciones fundamentales, primero hay que cumplirla y en segundo lugar si hay que reformarla, que no sea un traje a medida de nadie.

Es interesante para el debate, lo que espero que se trate con la responsabilidad histórica que corresponde.

-¿Piensa que es necesario reformar la composición del Concejo?

-Para reformar la composición del Concejo hay que reformar la Constitución provincial porque determina que una de las condiciones es la cláusula de la gobernabilidad. Tal vez elevar el número de concejales, puede ser, pero no sé si es tan urgente.

-¿Qué piensa de los radicales K?

-Qué te puedo decir, no creo que haya sido por una cuestión de convicciones. No tengo verdades absolutas, pero creo que lo peor es volver como si nada hubiera pasado. Hubo quienes se fueron a la luz del día y volvieron a la luz del día.

Haberse ido a un espacio donde hubo cosas tan distintas, me parece que esas cosas no tienen retorno, pero no soy quien para juzgar a nadie.

-¿Cuál es su sueño?

-Tengo muchos, mi principal sueño es seguir soñado. Siempre repito una frase que la escuché de Cafiero cuando despedía a Alfonsín: “El que sueña con otro hace historia”. Y eso sueño, estar en un proyecto superador.

Me gustarían muchas cosas, pero no creo en los proyectos personales, donde sea útil, ahí voy a estar feliz.

Opiniones

Mauricio Macri

Tiene una gran oportunidad. Creo que será saludable para la democracia que Macri termine el gobierno bien y tiene la oportunidad histórica de cumplir un montón de cosas.

Juan Schiaretti

Ganó la última elección, por poco pero bien. Es un político de larga trayectoria que sufrió la dictadura pero no comparto un montón de cosas.

Martín Gill

Me parece muy interesante, se muestra muy cordial con la oposición. Deseo que le vaya bien porque es el intendente de mi ciudad, me gustaría que acentúe más la transparencia.

Me gusta

La militancia, la política, leer, estar con la gente

Me encanta

Estar con mi pareja, compartir con mi familia

Me divierte

Estar con mis sobrinos, me divierto mucho con los niños

Me entristece

Algunas ausencias, pero así es la vida

Me enoja

La injusticia, la deslealtad