Había obtenido el compromiso judicial de recibir el aviso de que quedaría en libertad, una semana antes, pero no sucedió. Y no le dieron botón porque no hay a disposición
“Hay otras Alicias en el barrio”. Lo había advertido hace casi un mes, el lunes 13 de marzo, la dirigente social y presidenta del centro vecinal de La Calera, Marisa Sánchez.
Esa mañana, José Alberto Angeloni mató a Alicia Copa y el dolor se apoderó del sector. En medio de la locura que generó el horror, Marisa dijo a la prensa que había más víctimas de la violencia machista.
En todo este marco, ayer fue un día de miedo y preocupación cuando la Justicia liberó a un hombre acusado de violencia contra una vecina de esta zona, que quedó en su casa casi en desprotección.
EL DIARIO habló con varios vecinos que hicieron de portavoces de la persona afectada por este drama, la que por su estado emocional evitó hacer declaraciones. Todos estaban preocupados tras la confirmación de que el exesposo de la mujer salió de la cárcel tras ocho meses.
Según la Justicia, el hombre se comprometió a irse a Villa del Rosario, estableciéndose que cada 15 días debe presentarse en los Tribunales locales, además de fijarle la obligación de cumplir con la cuota alimentaria para los hijos que tienen y otras pautas.
La señora recibió la novedad de boca de un familiar de su expareja. Entonces, con una vecina, tomó un remís y se trasladó hasta el Palacio de Justicia, donde le ratificaron la medida judicial.
De acuerdo a los datos que recogió este matutino, había un compromiso de la Fiscalía a cargo de Horacio Vázquez de que se le iba a informar a la víctima una semana antes del otorgamiento de la libertad, pero esto nunca sucedió.
“Avisaron recién una hora antes. En la Fiscalía dijeron que la habían llamado por teléfono ayer (por el miércoles), pero que no se pudo dar la comunicación. Ella le recordó que había avisado de un cambio de número, pero en Tribunales no habían anotado nada”, contó quien acompañó a la mujer hasta el edificio de calle General Paz.
Además, en remís ambas volvieron al barrio sin tener un botón antipánico.
De acuerdo a las fuentes, ella supo tener un dispositivo de esta naturaleza hasta hace poco más de una semana, cuando se lo pidieron argumentando que el acusado se encontraba preso y que, por lo tanto, no se verificaba un riesgo.
En la víspera, les explicaron que no tenían a disposición ningún artefacto de este tipo. Argumentaron que todos estaban en uso, y que aguardaban la llegada de nuevas alarmas para las próximas horas.
“Nos volvimos de Tribunales sin nada, tal como fuimos”, dijo una de las entrevistadas por este diario, quien precisamente acompañó a la denunciante a las oficinas de la Justicia.
En cambio, el compromiso fue que la Policía iba a deambular por el barrio para preservarla. Cuatro horas después de haber estado en los Tribunales, “ningún móvil ha pasado”, dijeron dos personas.
Todos pidieron preservar la identidad de la persona afectada, por ella y por sus hijos. Además, como el acusado tiene parientes en el barrio, ciudadanos que dialogaron con este medio solicitaron hablar “en off” para evitar enfrentamientos entre ciudadanos.
“Estamos muy solas, desamparadas. Dijeron que le iban a avisar y no lo hicieron, o fue sobre la hora. Sin botón, con miedo”, expresó una de las amigas de la víctima. “Ella está en peligro y no dan bolilla. Después pasan las cosas, y cuando el Estado llega ya es tarde”, resumió tajante.
