En un contexto de reducción de tasas en buena parte de los inmuebles, llegaron cedulones de la contribución sobre los rodados con incrementos muy significativos. Desde el municipio, Lucarelli remarcó que se trata de un impuesto con alícuota y base establecida por la Provincia, por lo que “tenemos poca injerencia”
Tres casos de incrementos muy importantes en la contribución que incide sobre rodados llegaron a la Redacción de EL DIARIO en los últimos días.
Los vecinos se preguntaron por qué, en un contexto de reducción de tasas como vino remarcando el Gobierno de Martín Gill, sufrieron esta suba en el impuesto que cae sobre los rodados.
En lo que es motos, un vecino propietario de una Suzuki modelo 1999 y cilindrada 800, pasó de abonar 55,30 pesos a pagar 688, 70 de la segunda cuota de 2016 a la primera cuota de 2017. También llegaron dos casos de automóviles: una Kia Sportage 2008 saltó de 500 a 800 pesos y una Dodge Journey 2010, de 600 a 1000 pesos aproximadamente.
Ante esto, desde el Ejecutivo explicaron que a diferencia de inmuebles y comercios, el impuesto sobre rodados es regulado por la Provincia, “con las bases que la propia provincia establece”.
Asimismo, indicaron que hubo una modificación en lo que es motos “para darle mayor equidad al sistema”.
Los detalles
“Este es un impuesto que estableció y cobraba la Provincia. En los años 90, con la descentralización, se transfirió el cobro a los municipios como tal, como lo regula la Provincia, con la alícuota que la Provincia establece y con las bases que la misma establece”, explicó ayer la secretaria de Economía, Daniela Lucarelli.
“En ese sentido, se ha establecido (por aquella jurisdicción) un 1% aplicable sobre motos y un 1,5% aplicable sobre el resto de los rodados. Es un tributo proporcional, porque es una alícuota sobre el valor del vehículo, si el valor es más alto el impuesto termina siendo más caro y al revés”, añadió.
La contadora aclaró que la Municipalidad “no tiene poder de decisión sobre este tributo, sino que el mismo y el aumento pertinente están atados a la valuación de los vehículos”. Puntualizó que para las valuaciones se utiliza la tabla de Acara, “que es la que usan la mayoría de los municipios”.
Luego informó que la “única modificación” que se hizo en 2017 respecto a años anteriores “producto de la reestructuración y análisis integral del sistema tributario y en busca de mayor equidad” se dio sobre las motos (ver aparte).
En autos, entonces, se sigue percibiendo exactamente igual, “un 1,5% sobre el valor del vehículo que publica la tabla de Acara”, que según la funcionaria “en la mayoría de los casos ha bajado” por la caída en el valor de los usados, lo que impactó en la tabla de Acara y, por lo tanto, en el tributo.
Motos: antes se pagaba por cilindrada
Daniela Lucarelli señaló que hasta este año Villa María no había adoptado la modalidad de “la inmensa mayoría” de los municipios y en lugar de cobrar el impuesto de motos por la valuación del vehículo lo hacía por cilindrada, lo que generaba “una gran inequidad”.
“A un vehículo de 70 cc de una marca de bajo costo se le cobraba lo mismo que a una moto de marca reconocida, japonesa, de un valor tres o cuatro veces más grande y de la misma cilindrada”, ilustró.
Ante esto, indicó que hicieron cambios en la estructura tributaria para que quienes más tienen, más paguen y a la inversa.
Así, según los datos que brindó, actualmente sucede lo siguiente:
– 5.617 motos, que representan casi el 20% de estos rodados en la ciudad, pagan 160 pesos anuales.
– 20.016 motos (el 79% del parque de motos) pagan entre 250 y 500 pesos anuales.
– 472 motos pagan entre 2 mil y 4 mil pesos, son casi el 1% del total.
– 47 motos pagan más de 4 mil y hasta 10 mil pesos. Entre éstas, hay 11 unidades por las que se abonan entre 6 y 10 mil, pesos. “Son motos importadas, de muy grande cilindrada y que cuestan entre 700 mil y un millón de pesos. Esta suba le da equidad al sistema tributario”, dijo Lucarelli, y apuntó que muchos de estos rodados “valen más que un auto de alta gama o más que una casa, en muchos casos”.