NOTA Nº 535, escribe Jesús Chirino
En la segunda mitad de la década del 40, los trabajadores del Estado nacional, que trabajaban en la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos tomaron la decisión de organizar la Seccional de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) que por entonces se denominaba de otra manera.
Fabriqueros organizados
A nivel nacional, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) se fundó en 1925. Diez años después sufrió una escisión, cuando se produjo la renuncia de su flamante secretario general y a la vez se expulsó a un sector de la Seccional Buenos Aires. Fue entonces que un grupo de seccionales del interior desafiaron a la conducción nacional organizando una conducción paralela. Quedó al frente del Consejo Directivo Nacional un hombre de la seccional Ensenada, José Antonio Tesorieri, militante socialista sin afiliación a ese partido político. Luego adhirió al laborismo que apoyó a Juan Domingo Perón.
Ante esa crisis de ATE, Tesorieri desarrolló varios intentos fallidos de reunificación de la organización sindical. Por su parte, directores y altos funcionarios de áreas claves del Estado trataron de desacreditar a la ATE y solo reconocían al sector escindido. En medio de esos ataques que pretendían desprestigiarla, incluso se le desconocía la personería jurídica, en un Congreso de la ATE oficial, se tomó la decisión de cambiarle el nombre por el de Unión de Obreros y Empleados del Estado (UOEE), pero sin renunciar a los esfuerzos reunificadores. Por un tiempo la organización se denominó AOEE, luego fue conocida como Confederación de Obreros y Empleados del Estado hasta que, en 1950, recuperó su nombre original.
Aquí, en Villa María, los trabajadores estatales que cumplían funciones en la Fábrica Militar, comenzaron a organizarse en un sindicato que los representara con sentido de clase. Es así que en el periódico local Tercero Abajo, en su edición del 27 de abril de 1946, encontramos un artículo con el título “Se constituyó una sociedad gremial”. Allí se señala que días antes, en la ciudad, se había realizado una reunión donde había quedado “constituida la Seccional Villa María de la Asociación Obreros y Empleados del Estado, que agrupa en su seno a empleados y obreros de la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos” que se sumaba a la UOEE, organización nacional que agrupaba las asociaciones como la de Villa María. El medio de prensa informó que al referido encuentro de trabajadores asistió, en “calidad de contralor Antonio P. Ferrari, miembro del Consejo Directivo central de la Asociación Obrera y Empleados del Estado”. Y gracias a ese artículo de Tercero Abajo, podemos rescatar los nombres de los integrantes de la primera comisión que dirigió la flamante organización gremial. El cronista escribió que “verificado el acto eleccionario para dejar constituida la Comisión Administrativa de la Seccional, resultaron electas las siguientes autoridades: secretario general, Juan Sánchez; prosecretario, Carlos Vaca; secretario de actas, Martín Ramos; tesorero, Angel Scaramuzza; protesorero, Zaverio Bijelich; vocales: Miguel Lozita, Bernardo Scarafía, Ives Pozzerle, Atilio Kirchner y Armando Coria; vocales suplentes: Francisco Antúnez, Luis Ceaglio, Emilio Hernández, Alfredo Parisia y Pedro Palombo”.
Trabajo peligroso
Los trabajadores de la Fábrica Militar desarrollaban sus tareas corriendo muchos riesgos. Así lo demuestran las noticias acerca de accidentes en ese ámbito laboral. Al repasar algunos sucesos de la época, podemos mencionar, por ejemplo, el accidente del 19 de abril de 1943, que costó la vida de varios empleados de la Fábrica. En septiembre de 1946 cinco trabajadoras sufrieron quemaduras, una de consideración, al producirse un incendio cuando cosían bolsas de papel. El jueves 8 de agosto de 1946, cuando faltaban 15 minutos para las siete de la mañana, la ciudad fue sacudida por una fuerte explosión proveniente de la Fábrica Militar. Había explotado un espacio de trabajo de tres por tres metros, costándole la vida al joven, de 36 años, Ismael Grivel. Hombre casado, que tenía dos hijos, de 3 y 4 años. Estos son algunos de los accidentes que se produjeron en la época. Es claro que el conjunto de trabajadores que cumplían funciones en la Fábrica Militar necesitaban una organización gremial que, entre otras cuestiones, luchara por mejores condiciones en el trabajo.
Pero también debe destacarse, que los hombres y mujeres que diariamente ponían en marcha la unidad fabril militar, también estaban muy integrados a la vida de la ciudad. Es así que el Cuerpo de Bomberos de la Fábrica, varias veces se trasladó hasta el núcleo urbano para sofocar incendios. Un caso es el sucedido el miércoles 25 de diciembre de 1946, cuando pasadas las 19 horas, comenzó a desarrollarse un incendio en el local de la Joyería Mourier, situada en Hipólito Yrigoyen 27. Se trataba de la casa comercial más importante en el rubro. En el horario mencionado los dueños percibieron una intensa humareda en el depósito, que daba sobre la calle San Martín “a la altura del Cine Rex”. De no haberlo enfrentado con decisión, el incendio hubiera adquirido dimensiones extraordinarias. Recordemos que por entonces la ciudad no poseía un cuerpo de bomberos. A los pocos días, más precisamente el 28 del mismo mes, la firma comercial sacó una solicitada agradeciendo a quienes participaron en la extinción del fuego que, según el texto publicado, fue posible gracias a “la inestimable colaboración de las autoridades policiales, municipales, elementos de Bomberos de la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos”.
Participación en un Congreso nacional
Los estatales villamarienses, con su nuevo gremio, comenzaron a desarrollar una intensa actividad. Es así que pocos meses después, el 26 de agosto de 1946, participaron del IV Congreso Ordinario de la Asociación de Obreros y Empleados del Estado. El mismo se desarrolló en la sede de la UTA, en Buenos Aires. Al dato lo obtenemos de la lectura del tercer tomo de “La Historia de ATE”, escrito por Daniel Parcero, donde se nombra a Villa María como una de las seccionales participantes de ese congreso, con pleno derecho a voz y voto. No tenemos los nombres de los congresales que viajaron desde esta ciudad. Mirando las delegaciones se destaca que ese fue el primer congreso en el cual participaron delegadas mujeres. Se trató de las bahienses Clotilde Cuadrado y Rita I. de García. Estas mujeres, junto a los 300 congresales varones, resolvieron que la institución que nucleaba a todas las organizaciones conocidas como Asociación de Obreros y Empleados del Estado se convirtiera en Confederación de Trabajadores del Estado. Es decir que la Seccional Villa María, con solo cuatro meses de existencia, participó de tan importante acontecimiento para la vida institucional del gremio. Comenzaba a escribirse la historia local de un gremio que imprimiría páginas de valor en la vida sindical de los trabajadores de la zona.