Es el armador, llegó como refuerzo en Rivadavia para jugar la Liga A2. Nació en Mendoza, pero tiene sangre local, porque su padre es nacido en Villa María

Rivadavia continúa con sus trabajos previos al debut en la Liga A2 2016, que se producirá mañana cuando reciba a Rosario Central en uno de los encuentros correspondientes a la Zona C del certamen que organiza la Federación de Voleibol Argentino.

La Liga comenzará esta noche, con el encuentro entre Echagüe-Estudiantes, dos rivales de grupo de los “Canarios”. En esta primera jornada el equipo villamariense tendrá como rival al que es su pareja de grupo, el Club Rosario Central, que regresa a la Liga Argentina luego de varios años.

Para conocer a algunos de los protagonistas del equipo villamariense, EL DIARIO dialogó Nicolás Pussetto, armador mendocino y refuerzo del plantel que conduce Cristian Ambrosini.

El jugador llega con sangre villamariense, ya que su padre, quien vive en Mendoza, es nacido en Villa María, lo mismo que su abuelo.

“Nico”, nacido el 17 de diciembre de 1992 y con 23 años cumplidos hace menos de un mes, comenta: “En realidad, de chico hice todo tipo de deportes, menos rugby, hice todos los deportes que se puedan imaginar. Mi viejo jugó al fútbol profesional. El me llevó a jugar al fútbol. Un día invito a un amigo a mi casa y me dice que no podía porque se iba a entrenar. ‘¿Qué vas a entrenar?’, ‘vóley’, me dijo. Entonces me fui con él. A todo esto, mi mamá jugaba vóley y yo la acompañaba a los partidos. Desde ese día que fui a entrenar dejé todos los deportes por jugar al vóley. Tenía 11 años”.

Sobre sus comienzos el armador comenta: “Arranqué jugando en Regatas de Mendoza, desde 2005 hasta 2010. Fueron seis años. El año que Mendoza Vóley jugó la Liga, jugué la A2 con la selección argentina Menor. De aquel proceso quedé afuera de los 12 para los Juegos Olímpicos de la Juventud, que se hicieron en Singapur. En ese plantel jugué toda la Liga A2 y quedé afuera por abril, previo a esos Juegos Olímpicos”.

El jugador sigue relatando: “Desde Mendoza me voy a Tortuguitas, donde jugué la Metro, tuve un paso por Bolívar en la A1, donde era tercer armador, el año que jugó Giba; luego estuve en Sarmiento de Chaco, también en la A1, y el año pasado jugué en la Liga A2 en Tierra del Fuego”.

Sobre su llegada al equipo villamariense y sus expectativas, el mendocino destaca: “Llego a Rivadavia con la expectativa de crecer como jugador. El equipo es joven, es un lindo desafío, nunca estuve en un equipo con jugadores de la misma edad que yo y con algunos que tienen experiencia en la Liga A1. Es un desafío. Es lindo para sumar ruedo y juego”.

En cuanto a la Zona C, en la que le tocará competir y que la integran además de Rivadavia, Echagüe de Paraná, Libertad de San Jerónimo, Rosario Central, Estudiantes de La Plata y Deportivo Morón, señaló: “La veo muy pareja. Complicada. El otro día jugamos un amistoso con San Jerónimo. La verdad que nos sorprendimos, porque entramos a jugar y ganamos el primer set. A pesar de todos los cambios que luego hizo el entrenador, tuvimos un partido constante y estuvimos cerca de ganarlo. En ese amistoso, nosotros estábamos de pretemporada y ellos hace desde el 1 de diciembre que entrenan. Es un balance bastante positivo, a pesar del resultado. El equipo a vencer es Deportivo Morón”.

Sobre el rival con el que debutarán mañana, Rosario Central, opinó: “No conozco mucho del rival, pero vamos a debutar de local e intentaremos hacernos fuertes. Central es un equipo que hay que ganarle los dos partidos, como sea”.

Al mismo tiempo, comentó que “el objetivo de todos es estar entre los primeros cuatro, para clasificar a la segunda fase. Y luego seguir dando lo mejor para ver si llegamos a las semifinales o cuartos de final”.

Finalmente, sobre esto de llegar a Villa María, un lugar que lo toca muy íntimamente, ya que parte de su familia es de la ciudad, expresó: “Para mí es una gran alegría, porque es el lugar donde nacieron mi viejo y mi abuelo. Ellos son de acá. Siempre venía de vacaciones y me gusta la ciudad. Me siento muy cómodo con toda la gente de acá, es un gusto y un placer.

Mi papá se llama Rubén, se fue a trabajar a Mendoza hace muchos años y conoció a mi mamá, se casaron y se quedaron allá”, concluyó.