“Eh, vó, Dybala. Tocame la pelota que yo juego… Pasámela un ratito por favor, que yo les vine a dar aliento y todo”.
“Vine porque me enteré que ustedes juegan esta noche, por las Eliminatorias, contra Uruguay y, últimamente, no sé si a vos Paulito, pero a los demás muchachos les vienen gritando ‘perros’ y ‘perros’, simplemente porque no ganan una copita de leche, siquiera, como para calmar a las verdaderas fieras en las tribunas”.
“Yo siempre fui de la selección, es más, soy de acá del barrio de Ezeiza, me miman todos, entonces vengo de vez en cuando al predio de AFA porque acá se llena de chicos que vienen a ver cómo entrenan ustedes y les piden autógrafos”.
“Esos chicos me dan comida, me acarician y a partir de ahora me van a tener envidia porque hice lo que muchos no pudieron, meterme en el entrenamiento de la selección, jugar con ustedes y recibir un pase tuyo o de los otros cracks. Y bué… es la ventaja de ser perro”.