Representantes de instituciones públicas y privadas acompañaron ayer a los familiares de la luchadora social

Por la sala de la Empresa Paviotti en la que era velada la docente jubilada y luchadora social Mary Amaya desfilaron representantes del Ejecutivo y del Legislativo local de distinto signo político, de sindicatos, de empresas de la economía social, de Veteranos de la Guerra de Malvinas, integrantes de la plataforma local del #NiUnaMenos con las remera que las identifica, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, muchos docentes… También se hallaban ahí familiares de la desaparecida Mariela Bessonart encabezados por su hermana Gladys y Alejandro Roganti con Analía Lynch, como muestras de agradecimiento por el trabajo de la mujer en favor del esclarecimiento de sus casos, como por los de tantas otras familias.

Su principal acompañante en Verdad Real y Justicia para Todos, Mónica Fornero, era otra de las que se preguntaba cómo será el futuro sin “el motor que era Mary, que todos los días encontraba un motivo para marchar”.

Presentes

Todo ello en medio de un desfile constante de personas que querían despedirse de Mary, al tiempo que darle el pésame a sus familiares.

En la sala se veían, entre otras coronas, las enviadas por la Municipalidad, el Concejo Deliberante, el grupo de la economía solidaria Gesta, la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC) y la escuela rural “Ricardo Gutiérrez” de Campo Maurino, que la tuvo como directora y fundadora, tal como lo narrábamos en nuestra edición de ayer.

Norma Avaro, otra de las amistades que cosechó a lo largo de tantos años recorriendo el camino hacia los Tribunales, comenzaba a pensar en escribir entre todos una nota dirigida a la Municipalidad para que algún espacio de la ciudad lleve su nombre, como se hizo años atrás cuando falleció esa otra luchadora como fue Vilma Perracchione.

El dirigente mutualista Miguel Olaviaga fue uno de los que desfiló e intercambió recuerdos de Amaya con miembros de Cooperativa Comunicar, mientras en otro sector departían representantes de listas de la UEPC con los del Círculo Sindical de la Prensa de Córdoba.

Una vez más, Mary, «la Negrita», conseguía reunirlos más allá de las ideologías y más acá, más cerquita de las necesidades de la gente.

Al mediodía sus restos fueron retirados rumbo a un crematorio, pero su imagen se quedaba dentro de cada uno, para seguir buscando la verdad real y la justicia para todos, como una forma de ir hacia una sociedad más justa e igualitaria.

Otra triste noticia: en Córdoba falleció Próspero Piqueras

Desde la capital provincial llegó ayer la triste noticia del fallecimiento a los 89 años de Próspero Piqueras, un vecino muy conocido de la ciudad en los años 70 y 80 del siglo pasado, entre otras cosas porque junto a su esposa Mary fue el propietario del restaurante El Carayá, que estuvo muchos años de moda sobre la costanera, entre Tucumán y San Luis.

Pero, además, era integrante de un grupo de pescadores de la ciudad entre los que se contaban “Chiche” Menaldi, “Chueco” Alonso, “Gallego” García”, “Oso” Canelli, “Berto” Vaudagnotto, “Canario” Grosso y “Pato” Sperat, entre otros, con quienes llegó a construir una balsa enorme sobre tambores de 200 litros en el lecho del mismo río, para una vez terminada trasladarla a Embalse del Río Tercero. El emprendimiento, en ese punto de la costanera, era motivo de visita de los vecinos, que siguieron paso a paso la construcción que demandó varios meses, así como la dificultosa tarea final para subirla por la barranca hasta la calle.

Un hecho importante que tuvo a Próspero como protagonista junto a Alonso, fue el viaje en una piragua desde Villa María hasta el Río Paraná, por las aguas el Tercero y el Carcarañá.

Piqueras deja un hijo y nietos en esta ciudad; así como dos hijas y nietos en Córdoba, además de amigos por todas partes.