S.L., una mujer que sufrió hace años violencia de género, vuelve hoy a peregrinar por los pasillos de Tribunales y de la Policía para que alguien le dé una respuesta y la seguridad de que podrá vivir tranquila.
Según dijo, ella tenía una pareja anterior que la golpeaba permanentemente. “Yo denunciaba, pero mucho no me querían escuchar. No se hablaba tanto de violencia de género hace ocho años atrás”.
Sin embargo, un día la violencia enfurecida de su expareja la dejó inconsciente y sólo se despertó, desfigurada, en una sala del Hospital Pasteur. “No sé bien qué día era, pero me desfiguró. Me perforó el tímpano con un cuchillo, me cortó toda. Yo así herida, iba en la moto con él hasta que vi un lugar para tirarme y me quise esconder en un motel de la calle Buenos Aires. Me sacó de ahí y me siguió pegando hasta que quedé inconsciente y desperté en la cama del Hospital”.
Esa extrema violencia motivó que su expareja terminara tras las rejas y después de purgar una condena en la Unidad Penitenciaria de Villa María salió recientemente en libertad. Y ahí volvió a comenzar el calvario de la mujer.
“No aprendió nada en la cárcel. Lo primero que hace es molestarme. A mi actual marido le tiró la moto encima y casi lo hace chocar. A mi me amenaza, la mujer de él me molesta por teléfono. Ya no sabemos qué hacer“, dijo.
Ante ese escenario, S. L. decidió hacer la denuncia. “Di vueltas varios días por acá -la Policía-, pero no me escucharon”, así que encontré un número para las víctimas de violencia de género y llamé. Allí me asesoraron y me dijeron que fuera a la Fiscalía y que si no me escuchaban volviera a llamar”, dijo.
Con ese asesoramiento llegó ayer a la mañana a la Fiscalía de Gustavo Atienza, donde le receptaron la inquietud y una secretaria la acompañó a hacer la denuncia en la Unidad Judicial.
“Igual, tengo mucho miedo, porque mi ex es adicto y una orden de restricción no lo va a parar. No actúa como una persona normal. No sé cuándo va a terminar este calvario”, concluyó.