Esta noche a las 20.30 se proyectará el filme“Mandarinas”en la Medioteca. Alumnos y egresados de la UNVM colaborarán en los diferentes ciclos
Lo primero que hay que decir del CineClub es que va por un récord: nueve años consecutivos (desde abril de 2008) a la misma hora (20.30) y en el mismo lugar (la Medioteca). Todo un número para una actividad cultural gratuita. La otra cosa es que, amén de los cinéfilos de la ciudad y habitués a eventos culturales, los “invitados de honor” de cada martes son creadores de la talla de Federico Fellini, Orson Welles, Ingmar Bergman, Martin Scorsese, Carl Dreyer, Eduardo Coutinho, Michael Haneke, Bertrand Tavernier, Luis Buñuel, Mike Leigh, Fabián Bielinsky, Abbas Kiarostami, Andréi Tarkowski y Christoph Kieslowski.
Por último, hay que referir que cada ciclo consta de cuatro o cinco películas, que hay ocho ciclos anuales y el promedio por función es de 30 espectadores; lo que hace unas 280 películas y 5.600 espectadores entre 2008 y 2015. Entonces, la primera pregunta al padre de la criatura, Pedro Klimovsky, se cae de madura.
–¿Cuál es el secreto de la vigencia?
-Creo que, amén de una propuesta de calidad, es muy importante que el CineClub funcione en el centro y que sea gratuito. O sea, no hay que ir hasta el shopping para ver una película. Esto se puede sostener gracias a una conjunción entre la Universidad, el municipio y la Medioteca, que en nueve años nos ha guardado la hora y el espacio.
–¿Siempre has trabajado con equipos de estudiantes de la UNVM?
-Sí, por suerte hay muy buen material en lo técnico y en lo humano. Este año tenemos alumnos avanzados de la carrera de Diseño como Cecilia Audicio, Joaquín Fuertes, Joaquín García, Yani Stábile y Seba Perotti. Pero no todos son estudiantes, porque Maxi Lema, que viene de recibirse, sigue con nosotros.
–Contame del ciclo que abre la presente temporada.
-Se llama “Sobrevivientes/ Sobreviviendo” y se centra en personajes que viven situaciones de guerra. Esta noche arrancamos con “Mandarinas”, una coproducción entre Georgia y Estonia. También estará “Fénix”, de Petzold, que compitió al Oscar por la mejor película extranjera en 2015, y cerramos con “Deephan”, sobre un inmigrante que se escapa de la Guerra Civil en Sri Lanka y desembarca en Francia, donde se ve envuelto en otro conflicto, el de París, con problemas de inmigrantes y delincuencia.
–En junio hay un ciclo bastante excepcional dedicado al “Nuevo Cine Argentino”.
-Sí. Generalmente pasamos poco cine nacional para no “competir” con el Espacio INCAA. De todos modos, este ciclo está dedicado a producciones más chicas que han pasado casi desapercibidas que partiendo de historias mínimas construyen obras muy interesantes, como “Las acacias”, de Giorgelli, que es un diálogo entre un camionero y una inmigrante paraguaya charlando en la ruta, o como “Familia rodante”, que es una de las películas menos conocidas y más personales de Trapero.
–¿Cuál es el espíritu de este proyecto de casi una década?
-Tratamos de mostrar material que no circula por los canales tradicionales o trabajos de directores que no son tan conocidos. Pero también buscamos balancear la calidad artística con el gusto de la gente. No vamos a traer películas para un público de cinco entendidos porque, además, ese no es el objetivo del proyecto, sino la difusión. Pero tampoco nos interesa juntar gente como quien quiere ganar en taquilla.
Hemos organizado algunos ciclos que nos parecieron convocantes y a los que vino poca gente, y otros, impensadamente, que rebalsaron la sala como el ciclo del “Neorralismo italiano” o el de “Cine latinoamericano”. Es hermoso no poder manejar el gusto de la gente.
Iván Wielikosielek
Especial UNVM