
Se trata de Marcelo Cuello, quien fue condenado por hechos de “hurto calificado”, “violación de domicilio”, “amenazas”, “daño” y “robo”, todos en perjuicio de su expareja. Estaba detenido desde mediados de julio del año pasado

Un oficial albañil fue condenado ayer a tres años de prisión de ejecución condicional por una serie de episodios de violencia de género en contra de su exconcubina y pudo recuperar la libertad luego de pasar casi siete meses entre rejas.
La pena recayó en Marcelo Martín Cuello (31), más conocido por su segundo nombre, quien fue declarado autor responsable de “hurto calificado”, “violación de domicilio”, “amenazas”, “daño” y “robo” en perjuicio de Paola Villarruel, quien fue víctima de los hechos ocurridos entre enero y julio de 2016.
Cuello admitió todos y cada uno de los ilícitos que se le atribuían y posibilitó que el juicio oral y público se realizara bajo la modalidad de trámite abreviado, es decir omitiéndose la recepción de pruebas testimoniales en la sala de audiencias de la Cámara del Crimen de Villa María.
La sanción impuesta fue en suspenso por la entidad de los delitos cometidos y, además, porque se trata de un convicto primario, ya que carecía de antecedentes penales.
No obstante, a pedido del fiscal Francisco Márquez, el camarista Félix Martínez dispuso una serie de reglas de conducta que Cuello deberá cumplir a rajatabla si no quiere volver a la cárcel.
Reglas de conducta
Además de la condena, el juez dispuso para este irascible trabajador de la construcción una restricción de acercamiento a Villarruel, la obligación de someterse a un tratamiento por su adicción a las drogas (deberá presentar mensualmente en Tribunales un certificado que lo acredite) y, obviamente, abstenerse de consumir cualquier tipo de estupefaciente.
El tema de las drogas surgió durante la audiencia de debate, ya que el propio Cuello admitió que hasta poco antes de ser detenido consumía cocaína y, de alguna manera, atribuyó a ese problema de adicción sus reacciones violentas en contra de su expareja.
Si Cuello incumple alguna de las reglas de conducta, se revocará la condicionalidad de la condena y volverá a la cárcel, donde deberá cumplirla de manera efectiva.
Todos los hechos
Los episodios por los cuales fue detenido se produjeron durante el primer semestre del año pasado. El 18 de enero de 2016, a unos dos meses de haberse separado, Villarruel radicó la primera denuncia luego de que Cuello se lleva una moto que ambos habían comprado, pero estaba inscripta a nombre de la mujer y se encontraba estacionada en la vereda.
Para consumar la sustracción, el albañil utilizó una llave original del rodado que tenía desde cuando convivían. De todos modos, el hecho configuró el delito de “hurto calificado”.
Tiempo después, Cuello fue a la casa de la mujer, entró sin autorización y mantuvo una fuerte discusión hasta que llegó el hermano de ella, quien le pidió que se fuera. A raíz de ese incidente, fue imputado por “violación de domicilio”.
Posteriormente, Cuello volvió a concurrir al domicilio de Villarruel y luego de insultarla (“abrime, hija de puta”, le gritó desde la calle), pateó la puerta y rompió un vidrio, tras lo cual ingresó ilegalmente al inmueble y del patio se llevó la motocicleta.
Por este nuevo episodio de violencia, la Justicia lo acusó por “amenazas”, “daño”, “violación de domicilio” y “robo”, ya que para apoderarse del rodado forzó la traba del volante. Poco después, el propio padre de Cuello le devolvió la moto a su exnuera.
Con respecto a la audiencia, cabe señalar que, además del juez Gandarillas y del fiscal Márquez, intervino en el debate el abogado Jorge Bustos (ejerció la Defensa del condenado), mientras que Guillermo Picco fue el secretario actuante.