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Tribulaciones y lamentos de los peatones en un día de lluvia

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Tribulaciones y lamentos de los peatones en un día de lluvia
Entre Mitre 90 (Concejo Deliberante) y Sabattini 40 (Medioteca) no es sencillo encontrar un lugar por donde acceder a la vereda sin pisar el agua

La caída de 44 milímetros de lluvia en una mañana alcanzó para generar preocupación y abrir una vez más el debate, junto con el paraguas

Entre Mitre 90 (Concejo Deliberante) y Sabattini 40 (Medioteca) no es sencillo encontrar un lugar por donde acceder a la vereda sin pisar el agua

Según datos proporcionados por el Observatorio de la Universidad Nacional de Villa María, ayer llovió 44 milímetros sobre la ciudad de los 87 que se precipitaron en lo que va del mes, es decir, prácticamente la mitad. Esto dentro del promedio mensual de los últimos 60 años, que es de 129 milímetros en diciembre.

Pero el vecino que salió ayer por la mañana de su casa empujado por la necesidad de ir a trabajar o de realizar trámites diversos en el centro, no pudo pensar en esos datos significativos provistos por la ciencia meteorológica. No pudo pensar en eso ni casi en ninguna otra cosa que no sea intentar sortear con el mayor éxito posible el sinnúmero de contrariedades a las que se ve sometido cada vez que llueve en la ciudad.

De por sí es difícil ser peatón en la Villa de los autos locos. Porque hombres y mujeres al volante avanzan por las calles como si no existiera el semejante, no respetan las sendas peatonales (también conocidas como cebras); ocho de cada 10 automovilistas hablan por celular mientras conducen; la mitad estaciona en doble fila en pleno centro, dejando el auto en marcha con las balizas, como si eso bastara; por mencionar solo algunas de las tantas… Haga la prueba algún día de cruzar la calle a pie en Mitre y Mendoza o en Rivadavia y San Luis y después me cuenta.

Ninguna de estas cosas se deja de hacer durante los días de lluvia. Por el contrario, a las ya mencionadas se le agrega que las calles (y veredas en algunos casos) están anegadas y las que no, entre el cordón y la parte más pisable de la calzada puede haber entre dos y tres metros de agua. Hay que ser cuanto menos atleta para salir airoso. Niños, ancianos y embarazadas, abstenerse. Por no mencionar las vergonzosas salpicaduras a las que someten al transeúnte si no tiene el cuidado de alejarse de los innumerables charcos, cosa difícil en un día de lluvia.

Entonces el peatón se acuerda de todos los familiares del automovilista de turno y también de todos los funcionarios de todas las gestiones municipales desde hace al menos cuatro décadas. No inventamos nada si decimos que los desagües en la ciudad son una deuda casi tan vieja como el agua misma.

 

El peatón mira furtivo y alerta hacia todos lados para tratar de esquivar las casi inevitables salpicaduras

Para Reyes 2019

Como corresponde en una democracia bien entendida, tras las imaginarias palabras del imaginario peatón empapado, toma la palabra el vocero del municipio.

“La obra de desagües que se está llevando a cabo en la ciudad es financiada por el Gobierno de la Provincia con una inversión superior a los 105 millones de pesos y tiene un plazo de ejecución de dos años. Se inició el 31 de enero de 2017”, por lo que recién los Reyes Magos de 2019 podrían dejarnos a los villamarienses los desagües en los zapatitos.

“Es importante destacar que se inició desde la desembocadura (en el río), para poder ir habilitando los tramos que se van terminando”, expresaron desde la Municipalidad y agregaron que “la desembocadura está finalizada y es un gran ducto que va hasta la esquina del bulevar Sarmiento y Mariano Moreno. Desde allí la obra sigue en dos frentes: uno por Sarmiento hasta la Terminal, el otro por Mariano Moreno hasta Vélez Sarsfield”, explicaron.

“Por Sarmiento están trabajando ahora entre las calles Sobral y Mitre. Desde Mitre hacia la desembocadura del río ya se encuentran habilitadas las calles para el tránsito.

Es la obra de desagües más importante desde la década del 40 y permitirá el escurrimiento de las aguas en el Centro (y barrios aledaños; Roque Sáenz Peña y La Calera).

En lo que a barrios aledaños se refiere, la obra permitirá el escurrimiento de las aguas en el propio bulevar Sarmiento, a la altura de la Terminal y los barrios San Justo, Lamadrid y Rivadavia”, detalló el vocero de la comuna.

Claro que todo esto es muy difícil de visualizar cuando uno camina bajo la lluvia con un paraguas en una mano y la bolsa de las compras en la otra, deseando que un campo de fuerza lo cubra como una burbuja, mientras mira furtivo y alerta hacia todos lados para intentar esquivar las casi inevitables salpicaduras de los automovilistas y sacando cuentas de qué record tendrá que batir para saltar el próximo charco.

Por suerte, siempre que llovió, paró, dice el saber popular; entre aguacero y aguacero parece que un manto de olvido y piedad cubre tanto a los peatones empapados como a quienes deben ocuparse del óptimo desagote, en aras de una mejor convivencia.

 

En Los Olmos

Desde la Municipalidad destacaron y recordaron además una obra iniciada hace alrededor de una semana, de menor porte, pero no menos importante: “Se realizan tareas de limpieza, consolidación y mantenimiento en el canal a cielo abierto de calle Chascomús.

La Secretaría de Desarrollo Urbano, Ambiente e Infraestructura del municipio está llevando adelante tareas de mantenimiento y limpieza del canal a cielo abierto de calle Chascomús, que permite el drenaje de casi la totalidad de las aguas pluviales de barrio Los Olmos.

Se trata del canal derivador que nace en Figueroa Alcorta y Chascomús y discurre al costado de esta arteria a lo largo de 400 metros. Tiene una profundidad y un ancho de dos metros por dos metros y las tareas comprenden el mantenimiento del cauce libre de ramas y otros residuos que puedan entorpecer la normal circulación del agua de lluvia”.

“La infraestructura fue reconstruida y consolidada en su base para favorecer el correcto desplazamiento del agua.

Además de los trabajos en el propio canal derivador se realiza la limpieza de las franjas aledañas, con desmalezamiento de una zona de cuatro metros de ancho en cada una de las orillas. En total, se dejará acondicionada una superficie de unos cinco mil metros cuadrados”, afirman desde el ex-Palace Hotel.

 

Ampliando desagües

Por último, también se lleva adelante la obra que ampliará la capacidad de los desagües pluviales en calle Mercedarios, entre Porfirio Seppey y Guanacache. Una vez concluida esta intervención, los barrios San Juan Bautista y Los Olmos verán triplicada la capacidad de drenaje de las aguas de lluvia.

La calle Mercedarios funciona como colectora del agua de ambos barrios y hasta el momento contiene un ducto de 600 milímetros que no será retirado. La obra iniciada hoy busca ampliar esa capacidad, colocando un segundo ducto de mil milímetros. De esta manera, ambas cañerías, junto a la incorporación de cinco nuevas bocas de tormenta, facilitarán la evacuación de aguas pluviales.

 

Tres autos bajo el agua

Pero no solo los peatones sufren cuando llueve en la ciudad. Prueba de ello es que los Bomberos Voluntarios debieron salir ayer a tender su mano solidaria en al menos tres oportunidades.

A las 7.55, en la esquina de Vélez Sarsfield y José Ingenieros, un automóvil que era ocupado por una familia quedó bajo el agua y los bomberos debieron acudir al rescate. Entre los integrantes de la familia había un menor que necesitó especialmente de la asistencia de los servidores públicos.

A las 8.34, en la calle Marcos Juárez al 2200, otro coche, en este caso tripulado por un hombre solo, quedó bajo el agua. Aunque también acudieron los bomberos, el chofer logró salir por sus propios medios abriendo la ventanilla, ya que no se podía abrir la puerta.

Por último, a las 9.05, en la calle Buenos Aires, casi llegando a la autopista, fue una mujer que también iba sola la que pasó por idéntica situación.