La jueza Ercilia Eve Flores de Aiuto dictará hoy sentencia en otro juicio oral y público que comenzó ayer en la Cámara del Crimen de Villa María, en el que comparece Omar Angel Collard (30), un albañil que está acusado de haber proferido amenazas de muerte en contra de su expareja a través de mensajes de texto enviados desde su teléfono celular.
Collard, quien se encuentra detenido desde mediados de enero, está imputado como presunto autor de “coacción” reiterada, figura penal que describe la conducta de una persona que ejerce fuerza o violencia física o psíquica para obligar a otra a decir o hacer algo contra su voluntad.
El trabajador de la construcción, quien admitió que al momento de los hechos consumía estupefacientes (cocaína para ser más precisos), no aceptó que Micaela Eliana Godoy decidiera terminar la relación sentimental que los unía y empezó a enviarle mensajes en los que la insultaba y amenazaba. De ese modo incurrió en violencia de género, aunque la misma no fue física, sino verbal.
“Voy a mandar a matar a toda tu familia”, “le voy a prender fuego a tu casa” y “puta” fueron algunas de las intimidaciones escritas que le envió a Godoy pocos días antes de que la mujer denunciara los hechos y fuera arrestado por la Policía.
A poco de iniciada la audiencia de debate y tras la lectura de la pieza acusatoria, el fiscal Francisco Márquez y el abogado villanovense Jorge Bustos, decidieron incorporar por lectura toda la prueba colectada en el expediente, por lo que no se receptaron testimonios en la sala ubicada en el quinto piso de Tribunales.
Seguidamente, al pronunciar sus alegatos, el acusador público solicitó una pena de dos años de prisión de cumplimiento efectivo, que sea sometido a un tratamiento por su adicción a las drogas y la imposición de una serie de reglas de conducta, mientras que el defensor de Collard solicitó la misma sanción para su cliente, aunque en forma de ejecución condicional (es decir, en suspenso).
La segunda y definitiva audiencia está convocada para las 10. Inicialmente, la jueza le concederá al acusado la “última palabra” y luego dictará sentencia.