Se trata de Diego Ligorria, quien confesó haber intervenido en tres hurtos y un encubrimiento, aunque nunca logró su cometido porque lo atraparon rápidamente. En marzo de 2014 lo habían condenado a tres años de prisión por un par de robos
Un joven villamariense, que supo ganarse la vida como limpiavidrios y vendedor ambulante, fue condenado ayer a un año y cuatro meses de prisión por una serie de delitos contra la propiedad que lo dejaron entre rejas a poco de haberlos cometido.
El “frustrado” ladrón es Diego Martín Ligorria, un convicto reincidente de 23 años, más conocido en el ámbito policial como “Ligorria” -a secas-, quien admitió haber perpetrado todos los ilícitos que se le atribuían.
La confesión lisa y llana de los hechos por parte del acusado posibilitó que el juicio oral y público se realizara bajo la modalidad de trámite abreviado, lo que también le permitió acceder a una pena más leve, sobre todo a partir del compromiso de una familia local que lo va a ayudar con un tratamiento por su adicción a las drogas ni bien recupere la libertad.
Ligorria está detenido desde mediados de julio del año pasado, por lo que podrá salir de la cárcel en noviembre próximo, fecha en la que cumplirá íntegramente la pena, aunque de inmediato deberá ponerse en manos de especialistas médicos para evitar volver a delinquir producto del consumo de estupefacientes, tal como ocurrió en los casos que lo llevaron a la cárcel.
En la audiencia de la víspera, el joven fue declarado coautor de “hurto calificado por escalamiento, agravado por la participación de un menor”; “robo en grado de tentativa”, “hurto en grado de tentativa” y “encubrimiento”.
Casi un año preso
El último hecho, por el que está detenido desde hace casi un año, fue cometido en una vivienda de Villa Nueva, de donde Ligorria y el menor C.G.R. (16) se llevaron varias herramientas luego de saltar una tapia.
Sin embargo, ambos jóvenes fueron detenidos a las pocas cuadras y la Policía recuperó todos los elementos sustraídos. El menor solicitó una “probation” (suspensión del juicio a prueba), por lo que evitó tener que sentarse ayer en el banquillo de los acusados.
La participación del adolescente en el frustrado robo, sumada al hecho de que ambos saltaron una tapia para consumarlo y a las causas que ya tenía abiertas por otros delitos contra la propiedad, dejaron a Ligorria entre rejas.
En efecto, en agosto de 2015, en ocasión de estar vendiendo medias en la vía pública, amenazó con “pegarle un tiro” a un hombre que no quiso comprarle si no le entregaba la campera y las zapatillas. Lo que Ligorria no se imaginaba es que el cliente-víctima le dio un golpe de puño en el rostro y prácticamente lo noqueó, a tal punto que dio aviso a la Policía y lo detuvieron de inmediato.
En tanto, a mediados de diciembre del mismo año, el joven fue detenido por segunda vez, luego que secuestraran en su poder una moto que había sido robada pocas horas antes a una chica. Como no se pudo establecer si Ligorria había cometido el atraco, terminó procesado por “encubrimiento”.
En ese hecho también estuvo implicado Gerardo Ezequiel Charra, quien por carecer de antecedentes solicitó una “probation” y también zafó de comparecer en la audiencia de la víspera.
Posteriormente, ya en enero de 2016, el joven presidiario entró al garaje de una vivienda de barrio Belgrano y se metió a un automóvil que estaba guardado allí, pero fue sorprendido por el dueño de casa, quien logró reducirlo y lo entregó a la Policía minutos después.
Cabe señalar que la audiencia de debate sustanciada en la Cámara del Crimen local fue presidida por el juez Félix Martínez y contó con la participación del fiscal Francisco Márquez, de la defensora oficial Silvina Muñoz y del secretario Guillermo Picco.
El joven presidiario es oriundo de Villa Nueva, pero posteriormente estuvo radicado en La Rioja al 2500, en barrio Nicolás Avellaneda, y luego en La Calera, su último domicilio al momento de ser detenido.
Condena anterior
Diego Ligorria fue condenado por primera vez el 10 de marzo de 2014, cuando en otro juicio abreviado fue declarado autor responsable de dos hechos de “robo calificado” por uso de arma de fuego (cuya operatividad no se pudo acreditar), “robo calificado por escalamiento”, “tenencia de arma de fuego de uso civil” y “hurto simple”.
En aquella oportunidad le impusieron tres años de prisión de cumplimiento efectivo, luego que confesara haber cometido esos delitos contra la propiedad en Villa María y Villa Nueva en agosto y septiembre de 2012, respectivamente, cuando finalmente fue detenido.
Por su mala conducta en la cárcel local, Ligorria no pudo acceder a la “libertad condicional” luego de pasar ocho meses entre rejas y prácticamente tuvo que cumplir toda la sanción, ya que salió recién a comienzos de 2015. Y pocos meses después volvió a ser detenido.