Uno de los choferes de la línea 103 de la Emtupse realizaba ayer uno de sus recorridos habituales, cuando una pasajera avisó que se bajaba en la próxima parada.
El conductor, Maximiliano Luna, advirtió por el espejo interior de la unidad que se trataba de una joven que viajaba en su silla de ruedas. Entonces, al llegar a la esquina de bulevar Cárcano y Mendoza detuvo la unidad, la ayudó en el descenso y al notar que la vereda no tenía rampa, la acompañó a cruzar. Y ya que estaba, la llevó hasta la puerta misma de su casa, a una cuadra.
La imagen fue captada y enviada a nuestra Redacción por otra pasajera, María Elisa Piovano, quien nos contó el hecho y comentó además: “Llego tarde a trabajar, pero no me importa”…
“Si lo conocen al chofer, felicítenlo”, añadió.
Y sí, María Elisa, ojalá todos los días tuviéramos noticias como esta para incluir en nuestras ediciones. Maximiliano con su gesto nos devuelve la confianza en el prójimo, nos muestra el camino de la solidaridad.
Joan Manuel Serrat en una de sus canciones dice que “de vez en cuando, la vida nos besa en la boca”… En realidad, dice más: “De vez en cuando, la vida nos besa en la boca y a colores se despliega como un atlas; nos pasea por las calles en volandas y nos sentimos en buenas manos; se hace de nuestra medida, toma nuestro paso y saca un conejo de la vieja chistera y uno es feliz como un niño cuando sale de la escuela”. Así mismo nos sentimos con esta, que es “tu” noticia.