
Ben Ben, un gato anaranjado, estaba destinado a la muerte y lo sabía. Su final anunciado se veía en su rostro, que lo llevó a la fama en las redes con el mote del “gato más triste del mundo”. Sin embargo un día antes de que le practicaran la eutanasia fue adoptado y su vida cambió para siempre.
El animal llegó un día a un refugio completamente herido. Tenía su espina dorsal lastimada, heridas profundas en su cuerpo y una oreja caída. Cuando los encargados del lugar lo vieron sospecharon que Ben Ben había participado de una pelea, y que su contrincante era pesado. Pero esto no era todo, lo más llamativo era la profunda tristeza en sus ojos.
Cuando el gato fue atendido por especialistas, diagnosticaron que por los golpes no volvería a caminar y se pautó fecha para practicarle eutanasia, pero por fortuna una mujer que trabajaba en una veterinaria se enteró del caso y lo adoptó. Desde ese momento la vida de Ben Ben cambió rotundamente.