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Un libro que desactiva ciertos imaginarios sobre la locura

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Un libro que desactiva ciertos imaginarios sobre la locura
Dos de las autoras y la presentadora del texto, momentos antes del acto

Días pasados fue presentado en la Medioteca “La mujercita vestida de gris. Relato de una subjetividad mal-tratada”. Coescrito por Rosa López, Natalia Monasterolo y Marina Pérez, el libro editado por Eduvim replantea la vigencia de la nueva Ley de Salud Mental y “la lógica manicomial” que aún rige en el país

Dos de las autoras y la presentadora del texto, momentos antes del acto
Dos de las autoras y la presentadora del texto, momentos antes del acto

Escribe: Iván Wielikosielek
ESPECIAL PARA EL DIARIO

La contratapa del libro cuenta un relato estremecedor. En mayo de 1988, Marina Pérez ingresó a un neuropsiquiátrico “como secuela de una decisión judicial dictada en el marco de la muerte que provocara a tres de sus hijos, cuando tenía 35 años. A partir de ese momento, aguardó casi 27 años tras las fronteras manicomiales. A partir de nuestro encuentro con ella y en el marco de conversaciones mínimamente estructuradas, nuestro trabajo consistió en identificar los hitos que construyeron la vida de Marina, los diferentes esquemas de la vulneración de derechos que atravesaron esa vida”.

Cuando este cronista escribe “relato estremecedor” no se refiere solamente al de una paciente psiquiátrica que fue “arrumbada” durante casi tres décadas en un manicomio, sino también al otro; al que la propia protagonista hace en el libro de la noche en que asesinó a tres de sus hijos “para impedirles que sufran”.

De la tensión entre ambas realidades, la del homicidio por un lado y “la crueldad de la psiquiatría manicomial represiva” (según el prólogo de Alfredo Moffatt) radica la riqueza de este texto.

 

Testimonio y desafío

Estamos en la Medioteca con dos de las autoras del libro, las cordobesas Rosa López y Natalia Monasterolo (la otra autora y protagonista, Marina Pérez, no pudo venir). Y a la mesa se ha sumado la presentadora del libro y docente de la Universidad Nacional de Córdoba Claudia Huergo. Y la primera pregunta es cómo nace “La mujercita vestida de gris”. A lo que Rosa señala que “lo pensamos entre las tres, pero fue la propia Marina quien pensó que sería importante que a su historia la conocieran otros. Natalia estaba armando su tesis de Abogacía y al tocarse la temática del derecho de los pacientes en instituciones psiquiátricas retomé el contacto con Marina, a quien había conocido años atrás en el neuropsiquiátrico de Santa María. Ella aún estaba internada en Oliva y yo siempre pensé que le tendrían que haber dado el alta hace rato. Pero su vida tuvo como estigma la pobreza, la falta de contención familiar y un marido autoritario. Siempre pensé que con un buen tratamiento, a los pocos meses podría haber salido en libertad”.

-¿Y cómo lograron finalmente su externación?

Rosa: -Fue en 2014 y con la ayuda de una asesora letrada. Hoy ella está viviendo con una excompañera de Oliva en una pensión. Además, asiste al Centro de Día “Casandra” de Córdoba, del que Claudia forma parte con nosotras. Estamos intentando armar una cooperativa de trabajo porque hoy, la nueva Ley de Salud Mental es letra muerta.

-¿Cómo es esto?

Rosa: -Quiero decir que no sólo en la Nación sino en toda la Provincia el presupuesto para Salud Mental es cada vez menor. Y para hacer una transformación radical donde el neuropsiquiátrico pase a ser algo muy distinto de un depósito y se abran más centros de día como el nuestro, se necesita un 10% del presupuesto de Salud, que también es cada vez menor. Es una cadena.

-¿Se ha revocado la nueva Ley Nacional de Salud Mental de 2010?

Natalia: -No, lo que hubo fue una resolución que establecía un plazo determinado para readaptar determinados dispositivos manicomiales. Y es un riesgo pensar que eso implica que se haya revocado la nueva ley.

Claudia: -Las leyes de Salud Mental han sido muy resistidas por un poder hegemónico de los laboratorios, que tienen una orientación biologicista y piensan la normalización de las personas a través de un disciplinamiento y la medicación.

-Volviendo a la realidad de Marina ¿La libertad de una persona que asesinó a tres de sus hijos no implica una peligrosidad?

Natalia: -Nuestro sistema jurídico hace una distinción entre las personas que cometen un delito de manera responsable y las que al momento de cometerlo son declaradas inimputables. Este último fue el caso de Marina. Estas personas no reciben una pena pero sí pueden recibir una “medida de seguridad curativa” y es lo que se le aplicó a Marina. Pero a esa medida se la articuló con una lógica manicomial que hizo que estuviera 26 años internada. El contrasentido es que, una persona a la que el Estado le dice que no puede reprocharle su conducta, luego le aplica una consecuencia peor que la cárcel.

-¿Conclusión?

Natalia: -Que tenemos que deconstruir la idea de que no hay posibilidades para una persona que fue diagnosticada “loca” de reintegrarse a la sociedad. Y en este sentido, el libro desactiva ciertos imaginarios acerca de la locura y su peligrosidad, algo que muchas veces se instala desde los medios.

Claudia: -Estamos muy agradecidas a Eduvim que se comprometió con un libro que pone en tensión viejos y nuevos paradigmas de la Salud Mental e invita a una autocrítica profunda para pensar nuestras prácticas profesionales. El libro ha generado tanta adhesión como resistencia y eso es positivo para el debate.