El mensaje de Silvana, responsable del refugio villanovense Mi Protector, toca el corazón para dar cuenta de la necesidad de las personas de un animal y la del can de un hogar
Silvana, del refugio Mi Protector, suele enviar diferentes mensajes para alentar a la adopción de los animales que allí se encuentran, muchos de los cuales esperan un dueño hace bastante tiempo.
Entre los mensajes más destacados, uno habla de la búsqueda de una mascota para su madre y en el escrito está la pasión que le pone no sólo ella, sino muchas mujeres que están en la misma y que buscan tocar corazones para que los perros tengan un hogar. Este es el texto de Silvana:
“Hace días falleció el muy querido perrito que ha acompañado a mi mamá por nueve años. Su sombra, su amigo, su protector, su hijo de cuatro patas.
Y empecé a pensar, sabiendo que una vez que perdemos uno, no queremos otro. Decimos que jamás volveremos a tener, que solo queremos a ese que perdimos, que nadie lo remplazará, etcétera, etcétera… y sí, es así, pero empieza a pegar el vacío, nos falta quien nos reciba, por quien preocuparse, alguien que nos sea agradecido por los cuidados, la cabeza en la falda, el empujoncito para que le des ese pedacito de pan y a veces hasta el espacio en tu habitación donde dormía y que hoy esta vacío.
Entonces me puse a pensar y me aventuré a ofrecerle a mi mamá otro “nuevo compañero”. Pensaba más en cuál sería beneficiado por el amor y cuidados malcriadores de mi mamá que en lo que pudiera ayudarla a ella. Sé que suena feo, pero es que yo sé que cualquiera la amará y dará la vida por ella porque así son los perros, agradecidos con el afecto y a veces aman hasta a quien no los quiere, incluso.
Entonces pensé en José, ya devuelto y enano, ignorado por negro y chiquito, mmm no sé… A Lobito nadie le da oportunidad tampoco, mi alma, ¡y lo feliz que se pondría mirando desde la terraza! Oso disfrutaría esas caminatas diarias que mi mamá puede darle como loco… ¿y la Mily? Aaaahh… a ella le gustarían esos pedacitos de comida que mi mamá les mezcla con los platos a sus pichos… Dios, el Ruffo es tan grande que nadie lo quiere, pero mi mamá lo abrazaría como a un peluche. Y despues no pude evitar llorar como una tonta… Resulta que tengo medio refugio de “perros para mamá”, de rezagados o ignorados para los cuales quiero el mejor hogar del mundo y no pasa nada.
Asimismo, les pasa a mis compañeros; empezamos a querer meterles a nuestros más queridos familiares a estos pobres amores a los que nadie les da oportunidad, pero ¿por qué no? ¿por qué pasa esto? ¿Por qué si mi mamá no sabe con cuál quedarse y no sé cuál ofrecerle los demás no los quieren? Porque si peleo en mi cabeza y quiero dárselos todos, pues todos me parecen igual de cariñosos, lindos, juguetones, sociables, ¿nadie entonces los mira? Qué dolor tener que elegir a uno sobre los otros y qué dolor que pasen la foto a la siguiente y algunos sigan por las de ventas en el híper.
Ojalá ustedes puedan algún día ubicar a ese ignorado cerca suyo. Yo sigo sin poder ofrecerle entre tantos a uno más perfecto, así que tendrá que elegir uno ella esta vez y nosotros seguiremos soñando con más hogares para el resto”.