La preocupación por el agua es tan grande, que hasta el Papa Francisco se preguntó hace unas semanas si no vamos “camino a una gran guerra mundial por el agua”
En el marco del seminario denominado “Derecho humano al agua”, que se celebró el mes pasado en la Pontificia Academia de las Ciencias del Vaticano, el Papa Francisco confesó que en muchas ocasiones se pregunta «si en medio de esta ‘tercera guerra mundial a pedacitos’ que estamos viviendo, no vamos camino de una gran guerra mundial por el agua». Al menos, así lo citó textualmente el sitio oficial de la Santa Sede.
«Toda persona tiene derecho al agua potable y segura; es un derecho humano básico, y una de las cuestiones nodales en el mundo actual», sostuvo en su intervención en ese seminario el líder de la Iglesia Católica, para recordar enseguida que «el respeto del agua es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos».
En ese mismo sentido, el argentino Jorge Bergoglio confesó que le resulta «doloroso» ver que «en la legislación de un país o de un grupo de países no se considera al agua como un derecho humano».
«Es más doloroso aún cuando se quita lo que estaba escrito allí y se niega este derecho humano», sentenció el Sumo Pontífice.
Asimismo Francisco se refirió a «las cifras desgarradoras» de Naciones Unidas, que -dijo- «no nos pueden dejar indiferentes».
«Cada día mil niños mueren a causa de enfermedades relacionadas con el agua; millones de personas consumen agua contaminada», se lamentó.
«Si acatamos este derecho como fundamental, estaremos poniendo las bases para proteger los demás derechos», recalcó el más alto dignatario de la Iglesia Católica, que subrayó el carácter «imprescindible» de «la acción de cada Estado como garante del acceso universal al agua segura y de calidad».
¿De dónde sacó los números Su Santidad?
En su “Informe sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo 2016”, la Organización de las Naciones Unidas estimó que «663 millones de personas carecen de acceso inmediato a fuentes mejoradas de agua potable». Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), una de las causas de esta situación es la agricultura, que «representa aproximadamente el 70% del total de las extracciones de agua dulce y más del 90% en la mayor parte de los países menos desarrollados».
Pero ya un año antes, la misma ONU había emitido su “Informe sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo” (WWDR, por sus siglas en inglés), titulado “Agua para un mundo sostenible”, advertía sobre cómo los recursos hídricos y los servicios relacionados con dichos recursos son esenciales para alcanzar la sostenibilidad global.
La base del desarrollo sostenible
“El agua es la base del desarrollo sostenible. La reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental se sustentan en los recursos hídricos y en la gama de servicios que proporcionan. Desde la alimentación y la seguridad energética hasta la salud humana y ambiental, el agua contribuye a mejorar el bienestar social y el crecimiento inclusivo, lo cual afecta a la subsistencia de miles de millones de seres humanos. El progreso con respecto a alcanzar la mayoría de los objetivos de desarrollo sostenible requiere una mejora significativa de la gestión del agua en todo el mundo”, explicaba el trabajo.
Ese año 2015 marcó una suerte un hito fundamental en el camino hacia el desarrollo sostenible. Como los Objetivos de Desarrollo del Milenio llegaban a su conclusión ese mismo año, se preparó un nuevo ciclo de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para guiar a los gobiernos nacionales y a la comunidad internacional en la búsqueda de lograr un mundo sostenible.
Esa edición del WWDR ya demostraba claramente cómo el agua es fundamental para casi todos los aspectos del desarrollo sostenible, y cómo un ODS dedicado al agua reportaría beneficios sociales, económicos, financieros y, por consiguiente, beneficios que también incluirían la mitigación de la pobreza, la salud, la educación, la producción de energía y alimentos y el medio ambiente.
Mirando al futuro
El informe, teniendo en cuenta el crecimiento económico, la equidad social y la sostenibilidad ambiental, describía mediante una narrativa con miras al futuro cómo los principales desafíos y los factores de cambio en el mundo moderno afectarán -y pueden verse afectados- a los recursos y servicios hídricos y los correspondientes beneficios.
Asimismo, el informe ofrecía una amplia descripción de las principales tendencias emergentes de alrededor del mundo, con ejemplos de cómo se han abordado algunos de los retos relacionados con dichas tendencias y sus implicancias para los responsables políticos, además de otras acciones que las partes interesadas y la comunidad internacional pueden emprender.
Optimismo
Asimismo, el informe comenzaba con una descripción optimista de un mundo en un futuro no muy lejano en el que los recursos hídricos y los servicios relacionados con el agua se gestionan de tal modo que los beneficios derivados del agua se maximizan y se comparten equitativamente en todo el planeta.
Esta visión no era sólo una mirada utópica y ficticia; se trataba de una mirada sobre un futuro que es totalmente alcanzable, un futuro en el que el agua se reconoce y se gestiona como el recurso esencial que soporta todos los aspectos del desarrollo sostenible.
Esta visión representa un enfoque nuevo e innovador del WWDR, que motiva a todos los habitantes del planeta y principalmente a los gobernantes a reflexionar sobre cómo podría ser el mundo, siempre y cuando se hayan realizado los cambios pertinentes en la manera en que los recursos hídricos se perciben y gestionan.
Ahora, hacia el 2050
Hubo luego una vuelta de tuerca sobre estos objetivos tan innovadores como positivistas, a partir de un nuevo estudio del organismo multilateral, referido a “Escenarios hidrológicos mundiales en el 2050: explorar los futuros alternativos de los recursos hídricos del planeta y su uso en el 2050”.
Entonces, las metas se corrieron hacia adelante: “El cambio climático y otros factores externos a la gestión de los recursos hídricos (como la demografía, la tecnología, la política, los valores sociales, la gobernabilidad y la ley) experimentan una aceleración de las tendencias o perturbaciones. No obstante, a pesar de estos desafíos y de la creciente complejidad que supone afrontarlos, cada vez tenemos menos información sobre los recursos hídricos y cómo se utilizan. Esto crea nuevos riesgos e incertidumbres para los gestores del agua y para aquellos que determinan las acciones que se emprenden en materia hídrica”.
Y la cuarta edición del Informe Mundial sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos de las Naciones Unidas, “Gestionar el agua en un contexto de incertidumbre y riesgo”, abrió entonces el debate sobre estas cuestiones.
Como respuesta a este desafío, el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de las Naciones Unidas ha lanzado dos iniciativas paralelas:
-Indicadores y supervisión de apoyo para el Informe de las Naciones Unidas sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo, un proyecto dedicado a recopilar datos que se utilizarán en los indicadores a fin de facilitar la tarea de los responsables de la toma de decisiones, y
-Escenarios hidrológicos mundiales, un conjunto de futuros alternativos de los recursos hídricos del planeta y su uso tomando como horizonte el 2050.
Han pasado más de 10 años desde que se desarrolló el ultimo conjunto de escenarios hidrológicos mundiales bajo los auspicios del Consejo Mundial del Agua, durante la preparación de la Visión Mundial del Agua (Cosgrove y Rijsberman, 2000). Desde entonces, las condiciones tecnológicas y socioeconómicas han cambiado mucho en todo el mundo, tanto dentro como fuera del sector hídrico y siguen cambiando. Asimismo, también han surgido nuevas iniciativas en materia política como los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Los escenarios desarrollados en otros sectores proporcionan nuevos enlaces que se deben analizar y existen herramientas nuevas para desarrollar escenarios más fiables y reforzados mediantes análisis obtenidos de modelos a escala nacional y subnacional.
Por modelos de simulación
El enfoque utilizado para desarrollar un conjunto nuevo de escenarios será similar al método que siguió la Visión Mundial del Agua: un proceso interactivo de creación de escenarios cualitativos y modelos de simulación, en el cual el Grupo Temático de Escenarios (SFG, por sus siglas en inglés) trabaja en colaboración con expertos en escenarios, partes interesadas, expertos en datos, modeladores y responsables de la toma de decisiones.
Los escenarios que se elegirán deben ser útiles para los responsables de la toma de decisiones, incluidos los responsables de niveles subglobales que representan distintas características, por ejemplo en lo que respecta al grado de ley y orden, a sistemas financieros o la capacidad humana o institucional.
Durante las tres fases del proceso se mantendrán contactos con otras organizaciones que también trabajan de manera paralela en escenarios.
Entre los objetivos del proyecto se cuentan:
- Desarrollar una segunda generación de escenarios mundiales para apoyar los vínculos existentes entre la toma de decisiones anticipada a nivel socioeconómico y el sistema mundial del agua, incluyendo la identificación de los principales riesgos y oportunidades y de futuros alternativos. Asimismo es necesario ofrecer una perspectiva para la creación de escenarios a escala nacional y subnacional.
- Proporcionar una articulación interdisciplinaria respecto de la comprensión científica actual del sistema mundial del agua, incluidas las principales incertidumbres y áreas de acuerdo, utilizando descripciones cualitativas y proyecciones cuantitativas, opiniones de expertos y análisis de la información disponible.
- Apoyar la creación de escenarios a escala nacional y subnacional, con lo cual se informará sobre el proceso mundial y se estimulará el intercambio de experiencias, el aprendizaje mutuo y el fomento recíproco de la capacidad entre los grupos interesados.
La preocupación del Papa, por 193
Como se ve, en Naciones Unidas se viene abordando el tema desde múltiples miradas. Posiblemente, los representantes de los 193 estados miembro tienen la misma preocupación del Papa Francisco, cuando contabilizan por cientos de miles a las personas que no disponen del vital elemento en todo el planeta; o cuando observan el avance y el posicionamiento de naciones poderosas sobre proximidades de los acuíferos de otras que no lo son tanto.
La responsabilidad de cada uno
Junto a la preocupación de los organismos supranacionales y sus recomendaciones, replicadas en nuestro país, en nuestra provincia, en Villa María, Villa Nueva y la región por las autoridades en la materia, está en cada uno de nosotros la responsabilidad en el ahorro de agua y la atención en los posibles derroches que se pudieran estar produciendo en nuestro entorno.
Tal vez Francisco haya ido demasiado lejos al expresarse el 24 de febrero pasado en el seminario denominado “Derecho humano al agua”, tal vez no… El futuro lo dirá.
Pero lo que no puede el futuro es encontrarnos de brazos cruzados a la espera de que se cumplan las soluciones programadas. Si los líderes mundiales no avanzan en la dirección en la que apuntan los planes reseñados, debe hacerse escuchar el reclamo.
Los que gozamos de un servicio que nos parece “lo más normal del mundo”, debemos entender que no lo es; precisamente porque en el mundo hay 663 millones de personas carecen de acceso inmediato a fuentes mejoradas de agua potable.
Entonces, no más consumo de aguas contaminadas, no más muertes de niños por enfermedades relacionadas con el agua… no a la guerra del agua.
El agua es de todos y debe ser para todos. ¿En 2050? No, cuanto antes.