La vivienda, emplazada en una esquina del barrio Costa de Oro de la ciudad de Villa Nueva, se presenta con una impronta campestre y rústica. Retirada de sus dos frentes para darle mayor presencia al proyecto, y mediante un acceso elevado se jerarquiza el ingreso principal.
Una de las premisas principales fue generar el patio con medidas generosas, al que los espacios de estar, comedor y cocina puedan abrirse con grandes ventanales.
Otra de las premisas fue dividir la vivienda en dos etapas de construcción para reducir el costo necesario para habitarla. Esto conlleva a estudiar también la forma del proyecto para que, en la primera etapa, no se vea como una obra sin terminar, y para que la segunda etapa no se vea como un agregado.
Funcionalmente es una vivienda contemporánea, donde se busca nuclear espacios tales como el bloque de servicios, compuestos por garaje doble, lavadero, cocina y asador hacia la medianera. Espacios públicos tales como estar, comedor y galería en el centro de la planta, y por último los espacios privados, como dormitorios, baño sectorizado y futura escalera en el lateral izquierdo, conforman una casa clara y racional que se dispone y estructura en base al hall distribuidor y patio interno.
Confort, estilo y salud medioambiental
La obra, además de portar un estilo claro, es concebida con criterios bioclimáticos y sustentables que buscan reducir el consumo energético desmedido. En ese sentido, el ingreso principal juega un papel fundamental en el planteo conceptual de la arquitectura, ya que el mismo se reinterpreta como “zaguán” de vivienda colonial, que al vincularse a un patio de luz aporta iluminación y ventilación cruzada a gran parte de la vivienda.
Las orientaciones de las distintas fachadas se estudiaron para acondicionar mejor el interior. El espacio público que se abre hacia el patio posee fachada sur, por lo que se lo tuvo que proteger con una gran galería que da reparo de fuertes tormentas. El espacio público logra recibir el asoleamiento adecuado gracias al patio de luz que se ubica sobre su cara norte, la orientación más favorable.
El aporte más relevante en cuanto a este tipo de criterios es la aislación térmica, el estudio de los puentes térmicos que provocan desestabilizar la temperatura de confort interior. Para lograr una correcta aislación de la vivienda se debió proyectar la cubierta con planchas de poliestireno expandido de alta densidad, por debajo de la sobrecarga tradicional. Los muros son dobles con poliestireno expandido, siendo la cara interna de bloque cerámico portante y la externa de ladrillo común.
El suelo también es una “cara” que debe estar protegida para evitar perder la temperatura interior. La misma se ve revestida de una lámina de espuma de polietileno entre el contrapiso y la carpeta niveladora. Por último, las aberturas cierran esta “caja aislante” con el uso de vidrios DVH.
Restaurar y reutilizar
El estilo rústico da lugar a una decoración vintage, con muebles restaurados. A pedido de los comitentes se tuvieron en cuenta aberturas de madera de otra vivienda para reutilizar. De esta manera se logró economizar un poco el costo final. Para acompañar esta postura, se diseñó un filtro con durmientes de madera reciclados para dividir el estar del pasillo que lleva a los dormitorios, generando un espacio lineal más abierto e interesante.
Escriben: arquitectos Rodrigo Gómez (MP: 1-1862) y Zacarías Moreno (MP: 1-1318). Arbol Arquitectos / Teléfonos: (0353) 154281339 y (0353) 154764446.