Si bien existe legislación que avala el funcionamiento del basural, aseguran que no cumple con mínimas normas de salubridad ni de urbanismo

En el año 2013, el Concejo Deliberante sancionó la Ordenanza 6.694, por la cual se destinaron cinco hectáreas ubicadas en barrio Botta para establecer una laguna de retención y 10 hectáreas en el mismo sector para relleno sanitario. Desde entonces, el titular de un campo lindante con el predio, Horacio Maltaneri, ensayó todo tipo de pedidos al municipio por los peligros ambientales que ocasiona esa cava, que ahora además “se ha convertido en lugar de pesca para muchos pibes”.

“¿Estamos esperando que ocurra una tragedia?”, preguntó Maltaneri, quien viene de llevar adelante una nueva acción de reclamo el día de la apertura de sesiones en el Concejo Deliberante.

“Ya hablé con todos los de la anterior gestión, desde el señor Accastello, el señor Escamilla… Y estoy yendo a la Municipalidad por estos días, donde me atiende cada vez una persona diferente, a la que tengo que hacerle todo el relato desde el principio. Y nadie se compromete a dar una solución”, explicó el vecino.

Lo que quiere Maltaneri es que completen el alambrado olímpico perimetral del predio (“empezaron y se quedaron en el 60%”) y que arreglen la vía de acceso, la que comparte su terreno con la cava.

El denunciante dijo que “la calle Francisco García es intransitable, debido a que los camiones van a descargar la basura, después las palas mecánicas van a dar vuelta todo, a arrastrar todo, y la entrada se hace pedazos; directamente, no se puede pasar”.

Maltaneri aseguró que “ni siquiera hay control de lo que se tira, de lo que se entierra, de cómo puede afectar la salud de los chicos que van…”.

“Yo pago los impuestos, me merezco el mismo trato que cualquier ciudadano de otro barrio. Desde hace años que lucho y no voy a parar hasta que se cumplan las condiciones mínimas de vida en el sector”, advirtió.