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Una década preparando paellas

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Una década preparando paellas
Una de las paelleras listas para ofrecer el plato con mariscos. Al final se vendieron 220 porciones en dos días

En el Prado Español de Villa Nueva se reunieron hijos y nietos de inmigrantes menorquines para aportar a la causa. Fue la 19º reunión con sabroso aroma del Mediterráneo

Una de las paelleras listas para ofrecer el plato con mariscos. Al final se vendieron 220 porciones en dos días
Una de las paelleras listas para ofrecer el plato con mariscos. Al final se vendieron 220 porciones en dos días

Sobre el disco de metal resplandeciente se derraman varios cubos de rubíes; pimientos cortados en forma de almendra que empiezan a sofritarse en aceite hirviendo con un ruido a discos de vinilo. Luego se agrega un caldo espeso como oro fundido, que reposó toda la noche como un magma incandescente. Y así, tras el hervor del agua sobre la paellera, los granos de arroz y los mariscos (iguales a pequeños cerámicos rosados) se mezclan en una redonda roseta hirviente. Y como si fuera una invocación mística a toda la longitud del mar, el aroma del Mediterráneo impregna la cocina como en un hostal menorquín. Los hombres revuelven la paellera con gigantescas cucharas de madera como remos, idénticos a los que seguramente manejaron sus antepasados en botes isleños. Y el incienso de aquella Patria se agita en el aire como en una misa profana recordando a los primeros inmigrantes.

Entonces le pregunto a los cocineros por la receta. “Son siete kilos de arroz, 20 kilos de pollo y 40 kilos de mariscos por cada paellera -me cuenta Miguel Cardell, padre de Manuel, el actual presidente de la Casa Balear villamariense-.

Los cocineros son una veintena de personas de todas las edades, Mientras los hombres revuelven el caldero las mujeres cortan pimientos, descuartizan mariscos o ceban mate en la única intromisión criolla permitida en aquel reino catalán. En poco tiempo empezarán a entregar las porciones en bandejas térmicas de tergopol a los comensales del domingo.

“Cada paellera contiene 110 porciones y vendimos las 220 en dos días” confirma Manuel. Y agrega que “los mariscos son congelados y vienen de la pescadería Río deseado, que es nuestro esponsor este año”.

Respecto a la razón de la paella, el presidente comenta que “desde 2006 que hacemos dos paellas al año para recaudar fondos y financiarnos”.

Don Jaime Mir, hijo de inmigrantes menorquines, comenta que “es la paella 19ª que cocino en 10 años. Un lindo récord”, a lo que Raquel Mercadal, participante de todas las comidas y eventos, asiente y me dice “con Jaime somos primos hermanos porque todos los Mir y Mercadal se casaban entre ellos” (risas) “¡Es que había pocas mujeres por esos tiempos en Villa María!” dice Jaime.

Iván Wielikosielek

Especial