Quijotada presentó “Los condenados de París” en el Verdi

La asociación civil Quijotada ha demostrado con creces haber dado un salto cualitativo y cuantitativo en sus producciones musicales.

De aquel proyecto primigenio más inclusivo que artístico, nacido más de una década atrás por el ímpetu de un docente (Raúl Pussetto), en el seno de una escuela villanovense, con el afán de integrar a alumnos de diferentes sectores sociales y condiciones de estudio en un mismo espectáculo a pasar a esta megapuesta sonora, coreográfica y teatral de dos horas, con un trabajo de edición del libro original y una destacada labor de interpretación actoral, gestual y vocal, da cuenta de la evolución significativa de la compañía.

Los jóvenes “quijotes” no solo dejaron de reproducir la mímica sincronizada de los musicales originales de Pepe Cibrián y Angel Mahler (padrinos de la institución), sino que ahora cantan en vivo, se introducen en la dramaturgia y ya están pensando en crear una obra totalmente desde cero para el año próximo.

Lo que no ha dejado el elenco de lado es la mirada social. Y ese detalle se pudo apreciar en las dos funciones de estreno de “Los condenados de París”, una adaptación del musical “El jorobado…” y de la novela “Notre Dame de París”, de Víctor Hugo, plasmadas la semana pasada en el Teatro Verdi.

La producción, que ya había tenido una avant première en el “Vive y Siente”, se centró en resaltar las cualidades de un desdeñado pueblo gitano en el siglo XIX en contraposición a la máxima autoridad eclesiástica, con la tensión lógica que subyace al rol del jorobado, siendo servil a la Iglesia y a la vez teniendo un origen plebeyo.

Se destacaron las performances de Jacinto Pussetto (en la piel del sacerdote Claudio?Frollo), Pablo Guillermón (Quasimodo), Milena Garay (Paquette), Jenifer Alvarez (Esmeralda), más Valentín Almada, Marcos Ribone y Micaela Climaco.

Vale decir que en la segunda función hubo un problema de sonido que debió ser subsanado en pleno desarrollo de la velada.

Juan Ramón Seia