La psicóloga Carina Julián la define como una técnica terapéutica y una filosofía de vida que está en un proceso de aceptación mayor, pero que aún falta
Tal vez ni el mismísimo Bert Hellinger soñó, hace cerca de unos 30 años atrás, que el método terapéutico que había desarrollado iba a llegar a tener una aceptación cada vez mayor en la comunidad científica. Así como el reiki se suma como terapia complementaria en varios hospitales de Argentina -como el Elizalde (el Hospital de Niños), el Tornú, un centro de salud comunitario que depende del Hospital Piñeiro y el Roca, entre otros-, las constelaciones son utilizadas y recomendadas cada vez más entre psicólogos y psiquiatras no solo de nuestro país, sino del mundo entero. Incluso hay quienes afirman que en México hay universidades de Psicología que enseñan constelaciones.
La licenciada en Psicología, Carina Julián, quien realiza constelaciones familiares desde 2009 y ha formado y forma consteladores villamarienses, al explicar en qué ayuda a las personas este método señala que “no es solo una técnica terapéutica, sino también una filosofía de vida”.
“Por lo general la gente va a buscar constelaciones cuando tiene un conflicto o cuando quiere saber si ese conflicto está generado en sus ancestros, es decir si es algo que viene de sus padres o abuelos o quizá de una generación más allá, algo que no fue resuelto y que hoy genera consecuencias en su comportamiento. Esa persona que va a constelar busca darse cuenta y sanar esa situación”, afirmó Julián.
“Nosotros los psicólogos hemos conocido las constelaciones familiares desde la psicoterapia, especialmente la psicoterapia sistémica, que busca el conflicto dentro de un sistema porque el ser humano no es un ente aislado, sino alguien inmerso dentro de un sistema familiar. Después de eso, Bert Hellinger, que es el creador de las constelaciones, consideró que excedía el ser una técnica terapéutica y la definió como una filosofía de vida que busca poner en equilibrio los vínculos para que la vida de cada persona fluya más fácilmente”, precisó la psicóloga.
Entre lo científico
y lo esotérico
“Las constelaciones familiares pasaron por varias etapas, al principio, cuando Hellinger trabajaba desde la psicoterapia, que fue su primer aporte, estuvo muy aceptada por los terapeutas, sobre todo por los psicoterapeutas, médicos psiquiatras. La ciencia se lo apropió, se buscaba la forma de cientifizar los aportes y se iba abriendo paso como una ciencia. En el 95 Hellinger suma la física cuántica y comienza a decir que no es una terapia, al excluir a los terapeutas del uso de esta técnica, las constelaciones pasaron a tomar un tono holístico y hasta esotérico, hubo una pelea entre lo científico y lo esotérico para apropiarse de la técnica. Hoy Hellinger ha logrado un nivel integrador, no lo pone ni como patrimonio de la terapia ni del esoterismo, y dice que es una condición de vida del ser humano para estar en paz con sus vínculos, y que puede ejercerlo cualquiera sin ningún título, religión, don o condición especial”, puntualizó Julián.
“Hay un proceso social mundial de apertura del conocimiento, al conocimiento no lo guardan las universidades, como antes, sino que está al acceso de todo el mundo, pelear para ver a quién le pertenece el conocimiento no tiene sentido. Hay gente y profesionales de todas las ramas que han cedido en su lucha, pensando que no es pertenencia exclusiva de una disciplina, sino que es un conocimiento humano, de vida, que está al alcance de todos”, agregó.
“Hoy no podría ponerme en una postura sobre si las constelaciones se aceptan o no cada vez más en el mundo de la terapia médica, sí entiendo que estamos en un proceso de aceptación mayor y que en ese punto en el que estamos hay gente que le dice ‘sí y, sin importar de dónde venga, si sirve lo utilizo’, y hay otra gente que se quedó en la vieja lucha de que si no está avalada por un médico o por una institución a nivel universidad, o por una diplomatura, o si no tiene un respaldo más formal, piensa que no sirve. Hay un 50% y un 50%, creo que estamos en la mitad del proceso y mucha gente está de un lado o del otro”, consideró Julián.
Al responder a la pregunta de para qué sirve una constelación, indicó: “Es para hacer visible lo invisible, para sacar a la luz todo lo que creemos que nos pasa a nosotros por nosotros mismos, pero que en realidad nos pasa porque somos hijos, nietos, parte de un sistema que ya traía esta forma de actuar y de pensar, ya traía ese patrimonio. Nosotros tenemos los conflictos que tenemos porque estamos en la lucha entre ser como eran nuestros ancestros, ser leales a ese sistema y hacer las cosas como las hacían ellos, o hacer las cosas a nuestra manera sin sentir culpa por hacerlo así”.
“¿Por qué sana una constelación? Como toda técnica terapéutica la sanación está en el darse cuenta, en tomar conciencia, en ver eso que antes era invisible para nosotros. Cuando eso sale a la luz uno debe decidir qué hacer, se sana cuando uno decide hacer algo distinto con lo que ahora vemos”, explicó Julián para concluir.