Karina Botta es una villamariense que junto a su esposo y una de sus hijas emprendió viaje a bordo de un Jeep del 57 rumbo a Alaska.

Su historia la contamos en las páginas de EL DIARIO el pasado 1 de octubre, prácticamente a horas de que pusieran en marcha lo que para ellos era un sueño a punto de hacerse realidad.

Ahora, desde Machu Picchu, en Perú, la mujer hizo un alto a las aventuras y vivencias para dejarle una reflexión a todos aquellos que no se animan a tomar la decisión de dejar todo y saltar a la ruta.

Como ella la titula, es una “carta al viajero que necesita un empujoncito”.

“Querido viajero/a, te voy a pedir que antes de iniciar la lectura de esta carta, cierres los ojos y te imagines en ese lugar increíble al que quieres ir. Ahora bien abre los ojos y empieza a leer”, comienza el escrito.

“Sonará filosófico, lo sé, pero es una realidad. Si sigues soñando e imaginando sobre ese fantástico viaje y esperando a que los planetas se alinien para hacerlo, lamento desilusionarte, pero eso nunca va a suceder. Entre más pospongas la decisión de irte de viaje más difícil será”, reflexionó.

En la carta continúa diciendo que “lo que estás haciendo en este preciso momento es lo único que existe, el mañana y el ayer no existe. A todos nos fascina la idea del viaje. ¿A quién no? El tema es atreverse, hazlo”.

“No te quedes con la sensación de solo leer un libro, un blog o una pagina de viajes; una foto y el relato de un amigo que estuvo en ese lugar al cual añoramos ir; una canción, una película, los maravillosos mapas”, menciona Karina.

“El viaje nos fuerza a salir de la zona de confort, a desafiar nuestros límites y enfrentar esa delgada línea fatalmente atractiva entre lo conocido y desconocido.

El viaje nos da la sensación de estar viviendo las cosas por primera vez. Ver las cosas en su esencia, como niños. Sentimos que tenemos una nueva oportunidad de ser nosotros mismos. De comenzar de cero. De ser. Ser quienes somos. Conocernos a nosotros mismos”, insiste, quien junto a su familia pretenden hacer unos 50 mil kilómetros en tres años.

“Ve por ahí con esa pinta de súper héroe queriendo conquistar el mundo, abarcando lo que se pueda con cada paso y cree que en cada viaje, nada pudo ser mejor que haber estado ahí, en ese momento, a esa precisa hora. ¡¡¡Viaja, como sea y por las razones que sea, VIAJA!!!”, cerró.