En la agonía del partido, y jugando con 10 durante 55 minutos, el club de calle Rucci superó 2-1 a Colón de Arroyo Cabral. Geremía fue el gran héroe de la tarde en la que el último subcampeón ganó “a lo Unión”, con su manual de estilo
Escribe: Beto Arce
Como su historia lo escribe, con esfuerzo, con garra, contra la adversidad y siempre remando, Unión Central le ganó un partidazo a Colón de Arroyo Cabral en la “Leonera” de Villa Nueva. Se impuso 2-1 en gran producción colectiva muy destacable, ya que a los 43’ del complemento marcó el empate y a los 49’ anotó el gol de la victoria, tras haber jugado con 10 hombres desde los 35’ de la parte inicial.
El equipo conducido desde esta temporada por Marcelo Zucotti había tenido un buen partido en el inicio del torneo (Ticino le empató sobre en el final) y dejó en claro que juega bien. Tiene jugadores que manejan la pelota con buen criterio y gracias a ello remontó el resultado desfavorable.
El trámite del primer tiempo fue bastante equilibrado y Colón sacó provecho de una situación puntual para ponerse arriba. Desde el silencio, José Navarro es un líder futbolístico dentro de la cancha y su gran actuación le permitió al equipo de Daniel Abatedaga ser protagonista hasta casi el cierre del partido. “Pepe” gestó avances, dio asistencias, recuperó y siempre estuvo. Fue lo mejor del equipo cabralense.
Sin pasarlo por arriba, Colón se mostraba con mucha tranquilidad, ya que el arco de Peretti no era inquietado y confiaba que en algún momento la oportunidad se iba a presentar.
Técnicamente, la mitad de la cancha ofrecía respaldo a la defensa, pero los delanteros quedaban lejos dentro del dibujo táctico. Tanto José Fernández como Ramiro Giraudo buscaron mucho la pelota fuera del área, lo que le permitió a Unión jugar siempre lejos de su arquero López. De todos modos, hasta antes del gol, la única jugada clara la tuvo Colón a los 29’, cuando Navarro le tiró un sombrero a Porta y la puso en cortada para Fernández, que remató de zurda ante una gran atajada de López en el primer palo.
De esa jugada nació un córner que ejecutó Navarro y obligó otra vez al “1” a desviarla con un manotazo cuando se metía en el ángulo. Hasta que a los 35’ Maximiliano Bustos perdió el control y cometió un acto de calentura: le aplicó un golpe de puño dentro del área a Ripa. El árbitro lo vio y se ganó la tarjeta roja. El delantero, que le marcó a Yrigoyen en la última final de Liga, ni protestó pero dejó a sus compañeros con 10 y ante un penal en contra. José Fernández aprovechó el “regalito” y con un remate cruzado estableció el 1-0 parcial.
A veces todo puede desmoronarse en un segundo. Unión no jugaba mal y sin embargo un acto individual imprudente condicionó el resultado, la diferencia numérica de jugadores y el resto físico para afrontar la totalidad del encuentro. Se fue 0-1 al vestuario y con una clara preocupación por la situación.
El segundo tiempo fue completamente diferente y las obligaciones de Unión florecieron desde el arranque, aunque Colón comenzó a disponer de espacios para contrarestar la embestida anímica. La contra siempre quedó abierta y el equipo del “Lungo” tuvo oportunidades de liquidar el pleito. A los 6’ Navarro asistió en profundidad a Fernández que intentó definir por arriba, pero se encontró con López bien parado, que un minuto después sacó un cabezazo al ángulo.
Rodrigo Solís demostró que es el corazón más pensante de todo Unión. Tiene las ideas de juego muy claras, avanza, va al frente y defensivamente está bien armado. Es clave para el equipo y su insistencia en el frente ofensivo fue la carta de la victoria.
A los 18’ probó con un tiro libre desde la derecha que cayó en el techo del arco. A los 23’ le puso la pelota en la cabeza a Sebastián Solís (desde que ingresó jugó al 100%) que resolvió con un frentazo al fondo del arco, pero el juez de línea marcó offside.
Colón seguía disponiendo de oportunidades cada vez que Unión agarraba la lanza. A los 26’ otra vez Navarro leyó una jugada milimétrica y la puso entre los defensores para que Cecchini, mano a mano con el arquero, definiera muy suave. El resultado final para el “rojinenegro” tiene el sabor amargo de la derrota, porque pudo liquidarlo y no lo hizo. También lo tuvo Alvarez con un cabezazo desviado tras un tiro de esquina de Navarro, pero los intentos fueron en vano.
El partido moría, pero Unión no se resignaba. Por el costado derecho Rodrigo Solís ejecutó un tiro de esquina perfecto que cayó en la entrada de área chica y encontró al ingresado Vaglio, que con un fuerte frentazo estableció el 1-1. Una inyección de confianza. Unión llegaba al empate por darle valor a su esfuerzo y entender que el partido duraba por los menos 90 minutos. Colón se durmió, no cerró el encuentro y tampoco pudo cerrar su arco, porque le dio terreno a Unión para avanzar.
Sobre los 43’ Contreras remató de “3 dedos” y cuando se metía por lo bajo el “1” visitante mostró sus reflejos. A los 46’ Rodrigo Solís sacó un violento remate cruzado que obligó a Peretti a enviar la pelota al córner. Pero cuando el reloj marcaba 49’, otra vez desde un tiro de esquina, Rodrigo Solís la puso en zona peligrosa (dentro del área chica) y cuando parecía que Giordano marcaba en contra de su propia valla apareció Elián Geremía para dar el toque letal y desatar la euforia: 2-1.
Enorme Unión. Con el manual de estilo con el que escribió su historia en la mano, con los pergaminos de nunca rendirse y con el corazón en la boca. Con el alma herida y la boca llena de gol, ganó un partido increíble.
La figura
Sebastián Solís: Un todo terreno. Copó la mitad de la cancha y siempre fue la lanza de su equipo. Dueño de todas las pelotas paradas y protagonista de casi todas las acciones de riesgo. Participó en los dos goles y su presencia marcó el camino de la victoria. Es líder y Unión disfruta las ventajas de su polifuncionalidad en el campo.
El árbitro
Carlos Guzmán: Acertó en el penal, una jugada clave del partido. Después repartió tarjetas amarillas justas e injustas. Compensó en algunas situaciones y se notó. Su actuación no influyó en el resultado, aunque se le “escaparon” un par de rojas.