En el Teatrino del Subnivel, el conjunto recreó 20 temas representativos de sus siete discos editados
Los aniversarios redondos invitan, indefectiblemente, a reactivar la vasta usina de recuerdos y esgrimir una suerte de balance retrospectivo.
El conjunto folclórico local Los Soñadores intentó contradecir el viejo dicho que reza que “20 años no es nada”, con una seguidilla de 20 piezas musicales correspondientes a sus siete álbumes editados en dos décadas de vida.
Anoche, en un marco climático espléndido, la cita estaba pautada en el Teatrino del Subnivel. La formación integrada por los fundadores Juan Carlos Salas y Ariel Rubiolo más Alan Salas y Darío Pisto, se amplió con exintegrantes como el fundador Beto Hernández en bajo y Cristian Yufra en teclados, más Germán Grossi en guitarra y Daniela Arévalo en percusión. Mientras que en la pista o solar, desandaron ballets como la Agrupación Folklórica Villa María, el taller El Ateneo y Giuliana Jara (de Flor de Ceibo).
El recital, iniciado una hora después de lo previsto, inició con “Ay amor” y “Falso amor” para un poco después lanzar el hit primigenio que los catapultara a las grandes ligas del género popular y que, además, plasmara el estilo fusionado de folclore y ritmos latinos con pizca romántica: “Por ti por mí”, de su primer disco. El repertorio zigzagueó entre obras propias reconocibles como “Vivir la vida”, “Pájaro herido”, “Delirio” (del hijo de Mario Pereyra, Mariano), y la “Zamba para Villa María” (para el cierre), y otras piezas clásicas de la música nativa, acaso más peñeras.
En honor a Pedro
Pero como decíamos, la noche refrescaba recuerdos. Ya Miguel Borsatto, en la presentación inicial, soltó un indicio de la pre-historia “soñadora”.
Los Nahueles era el grupo que aunaba en Oncativo a Juan Carlos Salas y Pedro Castellina, considerado luego y hasta su muerte en diciembre de 2000, como el “cerebro” artístico y de proyección comercial del grupo que emergía en ciernes.
Ya instalados ambos en Villa María, el tecladista Ariel “Chino” Funes les presentaría a quien sería el baterista de allí en más: Ariel Rubiolo. Este, a su vez, acopló a Beto Hernández, un compañero de la banda de rock nacional Los Tipos que solían actuar en el extinto El Pub. La primera formación se completaría con un joven Alexis Verde, quien volvía de Córdoba tras su paso por la serigrafía, y Pablo Ferreyra, sugerido por Salas.
“Veníamos ensayando entre dos o tres hasta que quisimos hacer un ensayo todos juntos. Lo tuvimos que suspender porque justo nacía la hija de Pablo”, rememora Rubiolo entre risas.
El 7 de noviembre de 1997 debutaría el conjunto en un evento organizado por el municipio en un escenario ubicado frente al Balneario en la costa. A los pocos meses competirían en el Pre-Peñas, desarrollado en el quincho del Anfi. “Salimos segundos porque estaban Los Tala que venían afiladísimos. Nosotros recién teníamos dos canciones para mostrar”, cuenta.
Al poco tiempo, lograrían editar un material de difusión con cinco cortes, entre los cuales se encontraba el naipe ganador, que lo llevaría a recorrer festivales por el país en pleno auge del Nuevo Folclore. “‘Por ti, por mí’ nació en un ensayo. Juan había traído el esbozo de la primera parte de la letra y Pedro le fue dando forma hasta que todos aportamos algo. Como hicimos siempre en todos los temas”, acotó Ariel. “Pedro, en eso, era un maestro. Estuvo bueno que nuestro último álbum se llame ‘Historias de dos’ porque alude a una canción suya. Fue como cerrar un ciclo”.
El origen del nombre del grupo también refiere a una anécdota. “Leo Patrick, un oncativense que trabajaba en una pizzería que se hallaba frente a plaza Centenario, le dijo a Juan y Pedro, ‘¿Por qué no le ponen Los Soñadores? Si ustedes son justamente eso’. Y aquí estamos. Seguimos soñando”.
J.R.S.