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Viajó desde Buenos Aires, la buscó y la mató frente a sus hijos

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Viajó desde Buenos Aires, la buscó y la mató frente a sus hijos

Los vecinos aseguran que este final estaba anunciado. El hombre avisó que venía luego de algunos meses y la mujer comenzó a manifestar su miedo. Alicia tenía 48 y el matador, que luego se quitó la vida, 45. Todos en el barrio sabían que “la golpeaba mucho”

Las tareas fueron intensas en la cuadra de Arenales al 500. Muchos vecinos siguieron de cerca el movimiento

Alicia Copa tenía 48 años. Una hija de 10 años y un hijo de 5. Tenía miedo. Por ella y por ellos.

Alicia no tenía trabajo, pero colaboraba en el comedor solidario Caritas Felices de su barrio La Calera. Allí le cedieron la cocina donde elaborar pan casero y venderlo para tener un ingreso económico.

Alicia tenía miedo y sabía que podría suceder lo peor. Sus vecinos y amigas también lo sabían.

El domingo por la noche, la mujer confesó su temor y una amiga, Ana, que la acompañó con charla y mates hasta las 4 de la madrugada del lunes. Los chicos se durmieron. Ella se fue a dormir también.

Nada se supo hasta minutos después de las 9 de la mañana.

 

Las vecinas llegaron al lugar y dieron cuenta de detalles de lo sucedido y sobre todo del comportamiento del matador

Tres disparos

Un estruendo escapó entre los muros de la modesta vivienda y se mezcló con los ladridos de unos perros que peleaban e intentaron salir corriendo y se vieron alborotados por los gritos de dos pequeños en la puerta de la casa. Arenales al 580, a metros de la esquina. Algunos vecinos salieron corriendo hacia allá. Otros sabían y decidieron ingresar, rápido. Al llegar a un galponcito aparte de la propiedad, los pies de ella se veían. Tomaron enseguida a los chicos en brazos y los sacaron a la vereda. Los que volvieron grabaron el fatídico cuadro en sus retinas. Los dos cuerpos boca abajo, ella con un orificio en la sien y otro en la mejilla. El hombre con la misma marca, una, en la parte inferior del maxilar (apófisis palatina del maxilar). Tenía la capucha de un buzo puesta.

Los chicos estaban en la casa de un vecino ya cuando llegó la Policía y más tarde el fiscal, René Bosio.

Marisa Sánchez, titular del comedor solidario Caritas Felices, del que Alicia participaba, se mostró conmocionada y alertó para que no sucedan más estos casos. Dijo que la mujer había dejado de asistir hace una semana y que le anunció que “algo la tiraba para atrás” en ese emprendimiento. Intuye que se refería al miedo

“Se escucharon como tres tiros de un 22 largo”. Todavía cuando los peritos trabajaban y los funcionarios atesoraban hasta los nombres de la víctima y el propio femicida que enseguida puso fin a su vida, un vecino aseguró que ese era el calibre del arma. No dudó: sonaron seguidos. Se entiende que estaba decidido al cuadro final.

Más tarde, una fuente de la investigación deslizó que se trataba de una pistola calibre 22.

Un vecino llamó a la Policía. Ana, que había estado con Alicia hasta las 4, arribó enseguida y otras vecinas allegadas también. Algunas alcanzaron a verla tendida en el piso.

Alicia tenía miedo. Esa noche no quería dormir sola, pero nadie la acompañó. La invitaron que fuera a casa de una vecina, pero no quiso.

Dos versiones colocan a los niños en distintos lugares. Unos aseguran que estaban en la cocina mientras el horror se producía en ese pequeño galpón. Un testimonio se convierte en desgarrador al ubicarlos frente a sus padres, con la niña rogando: “No la mates. No la mates…”.

Tras los disparos, salió corriendo y dio aviso a un vecino.

Una amenaza

José Alberto Angeloni se había vuelto a Buenos Aires. La última vez fueron los vecinos los que protegieron y salvaron de una repetida y feroz golpiza a Alicia. Los habitantes del barrio conocían a Pepe. Trabajaba de albañil a veces, era “un tipo normal”, pero cuando llegaba a su casa, parece que se transformaba. Y cada casa es un mundo”, aportaron los testimonios recogidos.

Aquella vez, en diciembre, los propios vecinos le propinaron una serie de golpes y Angeloni volvió a su José C. Paz, donde tenía a otros dos hijos, mayores, que los residentes en Villa María. Desde allá, aparentemente, continuaba asediando a su expareja de La Calera. Amagó con volver para pasar las fiestas de fin de año, pero obtuvo una negativa rotunda.

Alicia tenía miedo. Había ocasiones en que se encerraba en su casa. Hasta había hecho colocar tejido en una ventana, para evitar que alguien, que podría ser Pepe, ingresara y la tomara por sorpresa.

Es que Alicia continuaba recibiendo amenazas telefónicas y le había prometido que volvería por ella. Incluso le habría dicho que la mataría, antes de insultarla.

Algunas voces indicaron que el femicida llegó hace dos o tres días a Villa María, pero un testimonio clave da cuenta de que el domingo al mediodía, Angeloni estaba con sus hijos en Buenos Aires. Al caer la noche sobre la ciudad, aseguran sin dudar los vecinos, ya estaba acá. Alicia lo sabía.

 

Ivana y Oscar son vecinos. El hombre, padrino de los niños, dijo que ayudó a la pareja y continuaba haciéndolo con Alicia. Se mostraron consternados por el final, a pesar de conocer lo que padecía la víctima

Dijo el fiscal

El fiscal de Instrucción de Tercer Turno, René Bosio, recorrió por varios minutos la escena del crimen y suicidio. Al salir dio a conocer pocos detalles, los que esperaba se fueran “ampliando y profundizando con la tarea de la Policía Científica, de la Policía Judicial y con las autopsias correspondientes, para tratar con los equipos técnicos de reconstruir lo sucedido”.

Confirmó que a su llegada “los niños estaban en la casa de un vecino” y que fueron trasladados a la sede judicial de calle General Paz “para la contención con los equipos técnicos y psicólogos, los profesionales del Poder Judicial”.

En el marco de la investigación iniciada, Bosio confió en que se estaban definiendo los testigos e identificando a los mismos para que aporten lo que pudieran haber escuchado o visto” relacionado con el hecho.

“Los primeros datos es que estaban separados y que había una orden de restricción”, adelantó, lo que fue asegurado por los vecinos y amigos.

Sobre “lo que se está tratando de ver qué pasó,” confió que “los hijos estaban en la casa”, en el momento en que se dieron las muertes, y que en la casa “vivía la mujer con los hijos, no había otros moradores”.

“Quien dio aviso a la Policía fue un vecino que llamó cuando escuchó los disparos”, narró el fiscal.

 

Bosio, a cargo de la investigación, reunido con vecinos allegados a Alicia

Todos sabían

Los entrevistados, amigos, vecinos, allegados, dijeron que sabían que “él le pegaba a Alicia, varias veces se la vio muy golpeada en la calle”.

Además, existe una denuncia por violencia y abuso que derivó en restricción domiciliaria, aunque no está claro, ya que la mujer “lo habría perdonado” pensando “que había cambiado, que la amaba y no volvería a pasar”, como en cientos de casos sucede. La restricción seguía vigente.

Oscar, padrino de los niños, dijo que él (Angeloni) “siempre la amenazaba, la golpeaba mucho, por eso en el barrio no lo querían”. El vecino contó que la pareja se había construido la casita con mucho esfuerzo y ayuda.

Juan, otro habitante de la cuadra, conoce al homicida-suicida desde hace seis años al menos. “Era un tipo normal, pero cada casa es un mundo…”.

Yohana dio cuenta de los episodios de violencia que se conocían en el barrio.

Ivana asegura que Ana la acompañó anoche porque no quería dormir acá. No quería dormir sola anoche (el domingo).

Otra de las vecinas, esa que tomó a los niños y los sacó fuera de ese cuadro de violencia, de muerte, subrayó lo anunciado: se veía que esto iba a terminar mal.

Alicia tenía dos hijos que llevaba a la Escuela Mármol. Ahora esos niños quedaron sin padres. Hay amigos que de manera provisoria cuidarán de ellos, porque no contaría con familiares en la ciudad (ya que también es oriunda de Buenos Aires). Lo mismo que la casita que tenía.

Alicia hacía pan. Tenía miedo. Alicia tenía ganas de vivir.

Franco Gazzoli

 

Hace menos de dos meses, en la cárcel

Un preso ultimó durante la tarde del 15 de enero a su pareja en el interior de la Unidad Penitenciaria Nº5 de Villa María, en el segundo hecho de violencia de igual característica ocurrido en el país, toda vez que este mes se produjo un episodio similar en una cárcel de Salta, informaron fuentes de la Justicia.

El hecho en la cárcel villamariense se produjo a las 19.30, según los agentes penitenciarios tomaron conocimiento, durante el horario de recepción de las visitas previstas para los días domingo.

En primer lugar fue hallado el cuerpo sin vida del detenido, identificado como Franco Arsenio Benítez, alias Cheto, de 35 años, oriundo de Río Tercero.

Instantes después fue encontrada sin vida la mujer que lo había ido a visitar: María Luján Aguilera, de 34 años, nacida en Buenos Aires, domiciliada en Oliva, pero por entonces con residencia en barrio Felipe Botta, de Villa María.

Benítez se encontraba cumpliendo una condena de prisión perpetua precisamente por un femicidio que había perpetrado en otro tiempo y ocupaba la celda 3 del pabellón 2 de la cárcel local.

La mujer, por su parte, era madre de cinco hijos, aunque actualmente sólo uno estaba a su cargo, mientras que los cuatro restantes estaban a cargo de la Justicia de la Provincia de Córdoba.

De acuerdo a fuentes de la investigación, la mujer falleció por asfixia (según resultado de la autopsia).

 

La terrible estadística de 2017 (*)

15/01/17, Villa María: María Luján Aguilera, de 34 años, madre de cinco hijos fue asesinada por su pareja, Franco Arsenio Benítez (35) en el interior de la cárcel de Villa María (Unidad 5º del Servicio Penitenciario de Córdoba), durante una visita. El se quitó la vida.

05/03/17, Las Higueras: La agente de policía Viviana Santillán de 30 años, fue asesinada por su esposo, el militar de las fuerza aérea, Adrián Ochoa de 46 años. Usó el arma reglamentaria de la mujer. El se suicidó. Tenían tres hijos en común.

10/03/17, Cruz del Eje: María Susana Carraro, de 53 años, murió al ser golpeada con un hacha por su pareja. Enrique Nicolás Albornoz está detenido y tenia denuncias por violencia. Era madre de dos hijos.

13/03/17, Villa María: Alicia Copa, de 48 años, fue asesinada por su exmarido, José Alberto Angeloni, de 45 años. Era madre de dos hijos. El hombre. que vivía en Buenos Aires y había llegado a esa ciudad, se quitó la vida.

(*) Del muro de Facebook de Mónica Del Carmen Reviglio.