El festejo navideño a nivel local estuvo signado por la tranquilidad y la alegría de los centenares de encuentros familiares que se multiplicaron por los barrios. A la hora de salir, no hubo megafiestas como en años anteriores
Con un clima menos festivo que años anteriores, la Navidad este año tuvo un poco de introspección; tal vez por ser un año político con varios cambios, que hizo girar la mirada de los ciudadanos, y esas discusiones políticas que quedaron de lado en las reuniones familiares dejaron como saldo un ciudadano expectante, que no es lo mismo que la incertidumbre.
Sólo los últimos días la gente se lanzó más a las casas de comercio que a las iglesias, que con toda la lógica del mercado llevan estas fechas. Es así que quedaba esperar el desenlace y la tendencia que marcaría esta nueva fecha y se pudo observar que no hubo aglomeraciones dentro del rubro gastronómico, no todos los comedores estaban abiertos y los que sí trabajaron lo hicieron con comodidad.
Aunque se pudo observar que en varias cuadras de la ciudad el estacionamiento de vehículos se relacionaba con reuniones en casas de familias.
Poca pirotecnia, lo justo a la hora 12, debido a que hay una conciencia más proteccionista con el ambiente y las mascotas.
Otro detalle positivo fue que no se pudo observar en nuestro recorrido desbordes y enfrentamientos violentos entre personas alcoholizadas.
Las conocidas convocatorias desde las iglesias villamarienses para personas solas e indigentes han tenido como en otros años poca convocatoria, pero tienen desde su feligresía muchas donaciones que luego se reparten equitativamente a la gente más necesitada.
Es así que estuvimos en la Iglesia Cristiana Evangélica Hermanos Libres, de la calle General Paz, apoyaron nuestra requisitoria fotográfica para brindar juntos.
De madrugada
Luego de un impasse, llegó el momento de ver cómo los chicos y chicas se iban a mover, en qué dirección iban a estar señaladas sus preferencias, con el detalle de que este año no hubo una megafiesta que hiciera suponer una masiva asistencia a un lugar, para que todos se repartieran en las distintas propuestas, con el detalle de que algunos optaron por la “juntada” en quintas o quinchos de los distintos domicilios.
La oportunidad quiso que preguntáramos el por qué de la no realización de los tradicionales eventos y por contestación recibimos que “los costos y los riesgos son muchos, ya que años anteriores los números nunca cerraron”.
Sin aglomeraciones en cada uno de los boliches, con la notoriedad de que el Exclusive Party York, sobre la calle Córdoba y costanera en Villa Nueva, la cola de jóvenes menores de 20 años, al horario de las 3.30 era de una cuadra, para que adentro, carpas y el salón central se comenzaran a llenar.
En el mismo horario Superclub esperaba a los mayorcitos, con un patio techado con una carpa para recibir a los “navideños” y la certeza de que anoche con “Sabroso” estaba asegurado el lleno total.
Vale destacar que este año no se hizo al aire libre, dado la casualidad de que siempre cuando se realizó una producción más ambiciosa, sucedieron situaciones meteorológicas difícil de subsanar.
Es así que solo 2.300 personas aseguradas, dieron cuenta del mejor de los “merentetos” cordobeses de la actualidad.
Como dijimos, sin los desbordes clásicos de las fiestas, la misión nocturna siguió hacia el boliche “top” de la Villa: Lola Cruz sobre la ruta 158, que convoca a los mayores de 20.
Con la inauguración de su patio y la palabra PEACE como símbolo principal, propusieron combatir a ISIS con mucha música rítmica.
Un VIP al aire libre, una puesta en escena muy fina y con asistentes cómodamente seguros esperaban las primeras luces del alba.
También cabe destacar que los distintos pubs y bares alternativos de las dos Villas, contuvieron a sus clientes y darles así el mejor de los brindis.
Víctor Alvez