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Voces locales: cómo afectaría un inédito impuesto al vino

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Voces locales: cómo afectaría un inédito impuesto al vino

Titulares de vinotecas, distribuidoras y referentes de la “bebida nacional” en la ciudad, compartieron su visión sobre el posible gravamen a aplicarse

Escribe:

Tomás Rodríguez (pasante del Instituto San Antonio)

 

El presidente Mauricio Macri anunció días atrás un paquete de medidas para reformas laborales, previsionales y tributarias, que entre estas últimas incluye un inédito gravamen al vino y otras bebidas alcohólicas, que desataron diferentes reclamos de los sectores de la producción vitivinícola.

Un cronista de EL DIARIO consultó sobre la materia a referentes locales vinculados al vino, como lo son Sebastián Valfré (de Valfré Bebidas y Espirituosas), Jorge Scalisi (Distribuidora Scalisi), Daniel Tomás (de Tomás-Esper cueros y vinos) y la sommelier Marcela Soliani (La Enoteca Club del Vino).

Frente a los argumentos del máximo mandatario y ratificados por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y el equipo de Gobierno, basados en la consideración de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que rotulan al vino como “bebida no saludable”, el contrapunto de los defensores de las economías regionales y la vitivinicultura esgrimieron que el Código Alimentario Argentino regula en el territorio nacional al vino como un alimento y se profundiza este avasallamiento el que desde el año 2013, la ley 26.870, eleva al vino como “bebida nacional”.

Frente a las fuertes negativas de una posible aplicación de un gravamen impositivo del 10% sobre el vino, en la tarde de ayer se reunieron en Buenos Aires el gobernador de la provincia de Mendoza, Alfredo Cornejo, y el ministro de Producción, el también mendocino Francisco Cabrera, y no el titular de Hacienda (como estaba previsto en un primer momento).

 

Valfré: ¿perjudicial?

“Me preocupa mucho que hablemos del vino diciendo que es perjudicial para la salud… Un disparate. Si así fuera, la Humanidad ya lo hubiese desterrado, porque entre sus orígenes y hoy han pasado milenios, y todo lo contrario, no hubo cultura que no se aferrara al vino. Así que comuniquemos que el vino es la bebida de los pueblos fuertes, y la más sana e higiénica, como lo dijera Luis Pasteur”.

“El vino viene en franca caída de consumo desde hace varios. En los años 70/80 superábamos los 70 litros per cápita y hoy dudo que sostengamos los 20, posiblemente esto tenga que ver con un cambio cultural del consumidor que migró hacia otras bebidas como las gaseosas, las aguas con sabores o las cervezas, a la vez que optó por consumir menos vino, pero de mejor calidad. Como hoy tenemos tan bajos los decibeles de consumo, la posible aplicación de este nuevo impuesto no debería impactar tanto, pero no deja de ser un estímulo negativo para la demanda. Lo más gravoso es la consigna de “considerar al vino perjudicial para la salud del consumidor”, una desafortunada frase que contradice a un sinnúmero de apreciaciones científicas que postulan absolutamente lo contrario. Desde Pasteur que pregonaba al vino como “la más noble e higiénica de la bebidas” hasta René Favaloro que recomendaba una copa diaria de vino tinto, como un protector del sistema cardiovascular.

Creo que la propuesta no va a prosperar en el Congreso, porque los distintos entes ligados a la industria vitivinícola se ocuparán de intervenir para que la medida no se aplique y en el caso de que se aplique seguramente algún impacto tendrá en el consumo, ya que una alícuota de 10 o 17 puntos sería demasiado alta para un nuevo impuesto a los ya tantos que afectan al producto.

Seguramente si se aplicara semejante incremento, se verá reflejado en las góndolas.

El vino argentino, en su figura emblemática del varietal Malbec, abrió en el mundo un posicionamiento insospechado, en poco tiempo grandes logros en materia de exportaciones. Todas las instituciones ligadas a la industria crearon esloganes para respaldar un campaña de estímulo para el consumo interno, porque como ya comenté venimos en franco retroceso. Si ahora castigamos a la industria con la consigna “perjudicial para la salud” estaremos contrariando años de trabajo en pos de potenciar el consumo interno.

El impuesto interno estuvo instalado durante muchos años en la industria del vino. Por entonces se materializaba con una estampilla adherida a cada unidad de botella para certificar su aplicación. No tengo presente cuán oneroso era ese impuesto, pero no afectaba a la pobreza ni al empleo y se reflejaba el per cápita de consumo que era muy superior al actual, de modo que no creo que esta medida tenga que ver con la desocupación ni con los niveles de pobreza. Ese impuesto fue temporario seguramente para ayudar a sanear algún déficit del Estado nacional, tal como está ocurriendo ahora.

La medida puede que no sea apropiada, pero no deja de ser ética ya que no se pretende aplicar arbitrariamente por medio de un decreto, sino que se dará en debate entre nuestros legisladores. Fomentar las economías regionales va mucho más allá de la intención de aplicar un impuesto que afectaría, de aplicarse, a una industria puntual que es la del vino. Las economías regionales son mucho más amplias y consecuentemente no lo veo contradictorio. Tampoco creo que haya intereses económicos o políticos que tengan intereses en la aplicación de esta ley.

 

Tomás: paso atrás

“El gravamen va a afectar claramente los precios del vino y los pequeños productores, tanto es así que en Mendoza y San Juan ya se iniciaron reclamos por la situación.

No sé específicamente cómo están movilizándose en Mendoza, pero sí sé que los reclamos están y que se está presionando a los diputados y ejecutivos para que no lancen el impuesto que va a afectar drásticamente la zona.

Yo creo que no lo van a aplicar, creo que se van a dar pasos atrás como tantos otros que han dado.

Eso es una de las cosas, yo estuve en una conferencia internacional de la vitivinicultura y hablaban casualmente de eso. No es considerado una bebida alcohólica sino un alimento”.

“Otra de las cuestiones es lo mal que está la producción desde hace años. Uno va a Mendoza y ve unos viñedos y unas bodegas hermosas, gigantes, pero esos son todos capitales extranjeros, mientras que los pequeños productores están en una mala situación”.

“El que cosechó este año pudo recaudar mucho dinero, ya que el kilo de (uva) Malbec se llegó a pagar $30 después de mucho tiempo sin moverse. Aun así, son los menos los que han podido cosechar y por esa escasez es que se justifica el valor actual del vino”.

“La cosecha del año pasado fue la peor en los últimos 54 años en Mendoza. El sector viene muy golpeado de los dos años pasados y por ello el reciente anuncio del presidente significaría otro golpe a la industria vitivinícola”.

“Creo que el ajuste puede ser necesario, pero ajustar hay que ajustar a todo el mundo, porque el único que se ajusta es el sector privado, el público no. No se puede seguir regalando plata como se venía regalando y la brecha salarial entre un jubilado y un diputado no puede ser tan grande”.

 

Scalisi: mala medida

“Es una mala medida para el producto, si se aplica. Va a afectar a pequeños y medianos productores, y especialmente al consumidor.

Son temas no definidos y a discutir, por las economías regionales y el Gobierno, que son perjudiciales. Creo que no se llegará a aplicar o será mínima”.

Sé que se están movilizando la industrias y las provincias más afectadas, para que no se avance en el sentido de los anuncios. Los bodegueros sé que están tratando de frenarlo.

El sector, por clima, precios y las empresas extranjeras, se van conformando dos mercados. Uno hacia afuera y otro para el mercado interno. Pero no se trata solo de este impuesto. El capital extranjero es el que no se vería afectado.

Será retroceder en las fuentes de trabajo, no sé en cuánto.

Habrá que dialogar y empezar a creer en un país más serio, haciendo las cosas a largo plazo. Eso creo es lo que esperamos todos”.

 

Soliani: efecto dominó

“El consumo del vino viene descendiendo de manera exponencial desde la década del 70, donde el consumo era de 90 litros per cápita, a 27, aproximado, en estos tiempos. Son varios los contextos y factores por los que el vino fue bajando: competencias de otras bebidas, cambio de hábitos laborales, jornadas de trabajo extendidas hacen que al mediodía uno no pueda relajarse y beber una copa de vino, mucho marketing con la vida saludable, donde no se le abre la puerta al alcohol, cuando el consumo de una copa o dos de vino en la cena y el almuerzo es saludable, sobre todo con el consumo de buenos vinos tintos que aportan los polifenoles necesarios para nuestro sistema cardiovascular, y más allá a nuestra manera de disfrutar un momento realmente placentero.

Sin dudas estos costos adicionales que se pretenden poner afectarán al volumen de venta, ya que toda industria, y en este caso la del vino, siempre basa su movimiento en las grandes bodegas, las etiquetas de menor valor que son la base de la pirámide, la que siempre ayuda a mantener la estructura de los costos. Y cuando decimos base de pirámide, hablamos de clase media baja y media, se entiende como vinos de alta rotación, desde los de tetrabrik hasta los de botellas hasta un rango de precios aproximado a los 100 pesos”.

“El vendedor tiene un margen de maniobra un poco limitado, los que tienen que aplicar toda la inventiva es la industria, este no es un producto en el que cuando vos compras primera marca cara pasás a la segunda. En el vino cuando el consumidor eleva la calidad no vuelve hacia atrás, puede elegir otras alternativas pero no hacia atrás”.

“Dejarán promociones, combos, etcétera, nada más”.

“Sin dudas cuando algo decae, el efecto dominó se siente en toda la cadena. Creo que se tendrá que ver de qué manera se excluye al vino de estas medidas, ya que si realizaran una encuesta hoy, en todas las personas que consumen alcohol en exceso, el vino no es el principal protagonista, y sin embargo cuando hablan del alcoholismo lo primero que se relaciona es el vino. Inclusive en muchas publicidades las copas de vino son las primeras que aparecen. Si realizamos una encuesta en jóvenes creo que nos llevaríamos una gran sorpresa”.

“El vino es considerado la bebida nacional, por toda la cultura vitivinícola que encierra en nuestro país, esta industria por lo que no es una cuestión de imagen solamente, es mucho más”.