

“Mi mamá trabaja mucho para comprar las cosas, tenemos que salvarla”, decía ayer el pequeño hijo de Lucrecia Mercado, que con sólo 10 años hizo todo lo que estuvo a su alcance para proteger la ropa y algunos muebles del fuego que consumía su vivienda, ubicada en Puerto Argentino 342, del barrio Industrial.
Los hechos sucedieron ayer a la tarde, minutos antes de las 16, cuando la mujer estaba realizando su trabajo como empleada doméstica.
En la casa de la familia, integrada por Lucrecia y dos hijos, el varón de 10 y la niña de 9, la pequeña jugaba con un encendedor que le explotó en la mano y cayó sobre el sillón. “El sillón, la madera, las cortinas. Todo hacía que el fuego se llevara lo poco que tenemos”, dijo la mujer a EL DIARIO. “Al menos los chicos están bien”, dijo.
Entre las cosas que le consumió el fuego está la heladera, el televisor, lo mismo que algunos muebles y otros electrodomésticos.
“Pero lo más feo es cómo quedó la casa. El hollín se respira también en las piezas. Además, hasta que no arregle la cuestión eléctrica, no puedo poner la luz. Mis vecinos me prestan energía para poder limpiar ahora”, agregó.
Cuenta que cuando empezó el fuego recibió el llamado de una vecina, Sandra Gill, a quien le agradece haber contenido a los niños hasta que ella llegara. Además, llamó a los Bomberos que fueron con una unidad y cinco efectivos para apagar el fuego. “Siempre me movilizo en el colectivo, pero ayer salí en taxi hasta casa. No podía creer lo que veía cuando llegué”, dijo.
Ahí le contaron el esfuerzo que hizo el varón para poner a resguardo algunas prendas y unas sillas, salvándolos del incendio.
“Estoy separada y lo que nos pasa el papá de los chicos apenas alcanza para comer. Por eso salgo a trabajar, a limpiar casas. No sé cómo me voy a reponer de todo esto”, concluyó.
Quien pueda ofrecer su solidaridad, Lucrecia estará en su casa del barrio Industrial.