En el regreso del Lana, autor de cuatro goles, Argentino goleó (9 a 1) a San Lorenzo de Las Playas en Plaza Ocampo y se encamina a asegurar el pasaje a cuartos de final
Escribe: Juan Pablo Morre
En el fútbol moderno ningún jugador puede ganar solo un partido; de igual modo, trayéndolo al plano local, es insoslayable no hacer hincapié en Claudio Díaz y su total influencia en Argentino que, en la reaparición de su principal figura, goleó 9 a 1 en Plaza Ocampo a un frágil San Lorenzo de Las Playas.
Lana, recientemente campeón con Independiente de Hernando en otra Liga, ayer se calzó la diez del Lobo por primera vez en el torneo y, su simple presencia, esencialmente potenció a sus compañeros.
Galíndez y Rosales volvieron a tener un papel determinante por las bandas, Ñáñez se reencontró con su receptor ideal para el primer pase, Pelé se junta para armas sociedades… Es decir, todo el funcionamiento (que no era tal en las últimas fechas) se desenvuelve con mayor fluidez y coordinación a través del diez, quien volvió a tiempo para encaminar al elenco villamariense al objetivo de la clasificación, después del golpe que significó ceder el invicto y el liderazgo de la Zona A, una semana atrás.
Con semejante ascendencia de su diez, Argentino, que tardó un cuarto en entrar en sintonía en la Placita, aplastó al Santo villamariense con un excesivo resultado que prácticamente no reviste de mayor detalle que solo apuntar que quedó muy en claro las (lógicas) diferencias individuales, colectivas y de estructura de equipo de uno y otro.
Por lo que, en el plano anecdótico quedó el gol de Facundo Perello, que estableció el 1 a 0 a favor de San Lorenzo, a los 5 minutos del partido. Pero ese tanto, en un trámite que arrancó de ida y vuelta, no desesperó a Argentino, que en un lapso de 45 segundos anotó dos goles, con el aporte vital de Rosales por derecha, un perspicaz Díaz y un movedizo Ramírez, para revertir velozmente la desventaja. Estos tres jugadores nombrados, precisamente, participaron en el 1 a 1 que marcó Lana, a los 9 minutos; segundos después, llegando a los 10’, Rosales viajó sin marca alguna por la derecha y definió perfecto: 2 a 1.
Pasado el primer cuarto de hora, el Lobo ya tenía el control absoluto de un partido que definitivamente se quebró a los 24 minutos; es que, Sachetto, tras una salida en falso del arquero Magnone y una defensa muy expuesta, anotó el 3 a 1 y, mientras Argentino celebraba su conquista, Luis Pettinelli vio la roja por exceso verbal. Esa expulsión rompió estructuralmente al Santo, que se quedó sin un marcador central, debió improvisar (Perello, que empezó de atacante y anotó el gol, pasó a la última línea) y desde allí se desenvolvió en una desorganización que el rival, con el dominio total de todos los aspectos del juego, usufructuó con paciencia y eficacia.
Es que, para el resto del trámite, solo fue anotar goles y goles de un Argentino que llegó al descanso con una clara diferencia de cuatro goles. A los 39’, Galíndez corrió prácticamente 40 metros con la pelota sin oposición alguna y definió cruzado (4-1) y, a los 40’, Ramírez envió el centro atrás para un Díaz que, tras acomodar la pelota, la colocó al palo lejano de un ya resignado Martignago (5-1).
El complemento, con un trámite resuelto, el Lobo continuó aumentando la diferencia en el tanteador frente a un rival que, vale remarcar, mantuvo la cordialidad deportiva pese al panorama desalentador (hasta pudo acortar la diferencia, pero el travesaño y erráticas definiciones, se lo impidieron).
A los 3’ y 29’, Díaz facturó de penal y de tiro libre, respectivamente; a los 9’, Rosales anotó un lindo gol con tiro de media distancia al ángulo; y finalmente, a los 32’, Galíndez concretó el 9 a 1 con otro gola de gran factura (gambeteó a un par de rivales y hasta al arquero).
Así las cosas, Argentino, con Díaz como estandarte, goleó, se recuperó del primer traspié en el torneo en la fecha previa y se perfila a una nueva clasificación, para volver a insertar su nombre entre los mejores del fútbol local y, con pasos certeros, ya se prepara para el desafío nacional.