Matías Bendazzi sueña con ganar el título de Liga con Yrigoyen y cerrar su carrera futbolística. A los 37 años confiesa que su familia lo reclama, pero necesita el último festejo para poner el broche “como todo futbolista desea”. Dueño de sus propias “mañas”, reconoce que es un jugador complicado
El “Gato” es un agradecido del fútbol porque le permitió insertarse desde pibe en planteles con grandes figuras. Además, cuenta que gracias al fútbol tuvo la posibilidad de estudiar, lo cual le abrió las puertas para hoy ser licenciado en Radiología, incluso para vincularlo directamente con la práctica deportiva.
A los 37 años reconoce que cada temporada significa un gran esfuerzo, pero al mismo tiempo disfruta cada partido como el último, aunque no le gusta perder “ni a las bolitas”.
–¿Que te dejó el fútbol?
-Mucho. Amigos, compañeros, vestuarios con jugadores extraordinarios, respeto, valores y aprendizajes que nunca más olvidaré.
–Sos integrante de aquel glorioso equipo de Sportivo Playosa 1999/2000…
-Qué plantel, por Dios. “Pelé” Sánchez, la “Cuisa” Berterame, Mondadori, el “Negro” Carrera, Paulo Velasco, Delfino, Centeno… Yo era muy pibe, pero nunca me voy a olvidar de ese equipo tremendo que pudo ser bicampeón.
–¿Sabés que sos un tipo difícil en la cancha?
-(Se ríe)… Yo diría complicado. Tengo mis “mañas” para dificultarles la tarea a los rivales. Algunos podrán creer que tengo “mala leche”, pero nada que ver, nunca pensé en hacerle daño a un colega. Siempre juego al límite, porque me la tengo que rebuscar: algunos son rápidos o habilidosos, y yo ninguna de las dos cosas (se ríe). Nunca fui un goleador de raza ni un virtuoso y me las tuve que arreglar.
–¿Un momento en el fútbol?
-La participación en Colón de Arroyo Cabral con dos campeonatos logrados es un momento que guardaré para siempre. Pero haber salido campeón con el equipo de mi vida en 2011 (Independiente de Hernando), con la presencia de toda mi familia será imborrable. Yo nací ahí, hice inferiores y un día el fútbol me trajo para estos lados. Entonces, volver y ser campeón en tu tierra, con tus afectos, no tiene precio. Son los regalos que te da el fútbol.
–¿Cómo es Germán Vicario como DT?
-Un loco del fútbol. No le gusta perder y es un obsesionado. Vive el fútbol, sueña con fútbol… Yo me identifico mucho con él, porque transmite la pasión de vivir intensamente el juego. Es un gran entrenador porque con poco o mucho quiere ser protagonista. Tiene una virtud que es leer los partidos antes de jugarlos y eso lo destaca por sobre el resto. Es un “bicho” del fútbol y le reconocemos mucho junto con Juan Bianchi y Lucas Morre… porque hay que aguantar a estos viejos (se ríe). El plus que tiene es que defiende los colores del club del que es hincha y ama, si hasta encaró el proyecto del álbum de figuritas.
–¿Qué pensás de este Yrigoyen?
-Que es un equipo aguerrido, que va al frente y siempre quiere ganar. Si bien clasificamos por la ventana, después nos enfrentamos y dejamos en el camino a los mejores: Argentino y Alumni. También pienso que tiene una base muy bien formada, con jugadores que se conocen y saben lo quieren… Y lo que queremos es ser campeones.
–¿Cómo te sentís en el equipo?
-Muy bien. Si bien el sistema de juego se lo cuestionamos un poco al DT en su primer momento, porque en lo personal yo siempre jugué con enganche y dos puntas, me pude adaptar y el sistema terminó dando resultados. Me siento muy cómodo y eso no es poco.
–¿Cómo manejás la ansiedad antes de la final?
-Si te dijera que no se me eriza la piel las noches anteriores, que no me agarran cosquillas, que no me imagino el partido… estaría mintiendo. Creo que esas sensaciones que provoca el fútbol son para siempre… más allá de haber compartido vestuarios con Santoni, Ferrer, Casas, Aris, Marín, por citar algunos… creo que a todos nos pasa antes de jugar una final.
–¿Qué me decís de Unión Central?
-Que es un gran equipo y que si llegó a la final, es porque fue mejor que el resto. Seguramente la ansiedad por hacer más de 27 años que no juega una final debe de ser emocionante.
–Tenés 37… y el pasado domingo dijiste que quizás era uno de tus últimos partidos… ¿Seguís pensando igual?
-Ya pasaron más de 30 años corriendo atrás de la pelota. Llega un momento en la vida en que tenés que pensar más a fondo en la familia. Si bien mi hijo es chiquito, mi mujer me reclama y está en todo su derecho, por todas las que se ha bancado. Salir campeón sería un gran momento para dejar el fútbol y que el fútbol no me deje a mí.
Alberto Arce (h)
